¿Qué necesidad? Yo aún tengo esperanza de que sea una jodita de esas de internet y que termine descubriendo que se trata de un invento, pero en el fondo sé que posiblemente sea cierto. Ayer se disparó en distintos sitios web una serie de imágenes de la que será la camiseta que Uruguay utilizará en sus partidos en el Mundial de Brasil 2014.
No tengo comentarios sobre el diseño ni sobre la calidad de la tela. No, no es eso. Te juro que si el Mariscal José Nasazzi se levanta de la tumba y ve eso se cae redondo, de nuevo, para siempre.
En la parte interior del cuello, debajo de la etiqueta que indica el talle, la camiseta tiene un par de inscripciones que ponen los pelos de punta, seguramente a algunos por emoción y a otros por rechazo, como el efecto que produce el agudo ruido del mal desplazamiento de la tiza en el pizarrón o el del tenedor contra el plato. Como un parche en el omóplato derecho, aparece una estrella de cinco puntas con una inscripción, digna del chopin green little roof de Miami, que dice: “Uruguay Believes”. Al lado, centrado en la columna vertebral, arrancamos perdiendo el Mundial de Estilo y Sintaxis con este mensaje, grabado en letras de oro: “Esta camiseta es la del máximo campeón continental, sinónimo de honor y gloria. La victoria y el creer, está en su naturaleza”.
Dos horrores tan grandes que exceden el espacio de estos apuntes. Veamos la primera frase: “sinónimo de honor y gloria”. Ese mal uso de la palabra sinónimo sólo se le puede perdonar a luchadores del comercio minorista como “Carnicería Ternura Maroñense. Sinónimo de calidad y buena atención”. No hay por qué dejar que el mal gusto campee tan a sus anchas por la camiseta celeste. Pero lo peor viene luego: ¿“la victoria y el creer, está en su naturaleza”? ¿Qué es eso? ¿una traducción de un manual de uso de un producto chino?
No es más que una manija barata, que sobrepasa cualquier concepto vertido en Manual de ganadores: el triunfo está en la mente, el tratado del Toto da Silveira y el licenciado Delgado di Biase. Dejémonos de cosas, alejemos la petulante idea de que nacimos para ganar y alentemos la idea de que los sueños se consiguen con otras cosas que nada tienen que ver con el color de la ropa ni con un documento expedido por la Dirección Nacional de Identificación Civil que diga “R. O. del Uruguay” por encima de la línea que indica lugar de nacimiento. De eso a usar el término “bolivianitos” o “bosniaherzegovianitos” (la capacidad de asombro puede seguir vigente cuando se trata de estos lastres conceptuales) hay un solo paso. Consigan un corrector de estilo, además, para borrar la imperdonable coma después de “creer” y para poner en plural “están”. Y piénsenlo bien antes de mandar a imprimir esos millones de camisetas.