La tarde del sábado estaba espesa. El aire pesaba 3.000 kilos, el sol se hacía un poquito de lugar entre las sombras. Frente a la bahía de Montevideo, en el Parque Capurro, Fénix recibió a Sud América. Un partido interesante imaginábamos los que nos arrimamos a las gradas de la cancha, una de cuyas tribunas da al fondo de una casa, otra tiene edificios detrás, y otra da a la ruta y al mar. También lo imaginábamos más parejo, pero no lo fue, porque desde el arranque Fénix marcó la cancha con un planteo que, si bien no fue aplastante, se consolidó con el correr de los minutos, y terminó goleando y dominando el match.
Algunos recién entraban. Fénix, con una combinación, llegaba a la puerta del área con un tiro abajo del brazo, para arrancar con una chance de gol: la oportunidad fue aprovechada por Aníbal Hernández, con un remate con fuerza y precisión que traspasó la barrera y se alojó contra el ángulo del Perro Irazún, que no pudo hacer nada. Aníbal ya empezaba a candidatearse como figura del partido, en el que fue determinante, conduciendo a su equipo de la mitad del campo hacia adelante como eje ofensivo, marcando dos goles y asistiendo en otro. Pero a pesar de que Fénix presionaba en la marca en la mitad de la cancha e intentaba salir rápido, la IASA comenzó a sacarle el balón, controlarlo, e intentar lastimar, para llegar a la igualdad de un partido que empezó perdiendo de arranque y se le hizo muy cuesta arriba. Federico Gallego, con su buen dominio, se juntaba con Pellejero, probando colocarles alguna bola larga a los de arriba, el Royo Royón y Saviolita Biglieri. Era el momento de los buzones, ese equipo que juega ordenado y que a pesar de los golpes no se despeina. Gallego lo tuvo de frente al arco, Royón también, pero continuaba perdiendo, porque no estaba efectivo el equipo naranja.
Fénix, que estaba prontito para pegar de contra, aprovechó la ocasión. Maxi Pérez se la pinchó en la mitad del campo al pibe Franco Acosta, que picó a velocidad motorizada por la derecha, para llegar al área y servírsela a Hernández, quien ante el golero y el arco acertó marcando el segundo gol que sopapeaba a los muchachos de Sud América. De ahí en más, Fénix estaba mucho más aceitado y mostraba más facilidad para armar circuitos ofensivos. Creció y el tercer gol calló tras un centro de córner lanzado por Hernández, un cabezazo cruzado letal del canadiense Lucas Cavallini. El equipo de Juan Tejera sembraba sonrisas en sus hinchas, que veían cómo su equipo pisaba fuerte en su casa, cómodo y sin problemas.
Para el segundo tiempo, Apud, que ya había dado ingreso al campo de juego a Luna en el final del primera parte, adelantó un poco su equipo, que abusaba del centro largo frente a un Fénix que se ordenaba en el fondo y jugaba con el resultado. Con mucha mesura y el reloj en la mano, los albivioletas fueron quemando el partido, pero hubo relevos importantes para mantener el fútbol y el aire. Ligüera y Callorda reforzaron el ataque. El floridense se sumaba con su pausa a la electricidad de Hernández, que lideraba las ofensivas. El cuarto estaba más cerca que el tercero. Ligüera casi grita gol, cuando quedó solo frente a Irazún, pero igualmente sobre el final tendría revancha.
La IASA quemaba sus últimos cartuchos. Cuando sólo quedaban cuatro minutos de partido, descontó con un tanto del joven zaguero Santiago Carrera, que pescó una bola perdida en el área. A los buzones no les alcanzaba la nafta. Fénix estaba muy firme. Como para sacarse todas las dudas, en la última jugada del partido Rodrigo Rojo madrugó a la defensa visitante y asistió a Ligüera, que esta vez no falló, dejando a su equipo puntero del campeonato. Este Fénix es interesante. Acérquese; Aníbal paga la vuelta.