Cuando se iba el primer tiempo, cuando toda la parcialidad del darsenero reclamaba un penal (que fue), Jonathan Ramírez recogió un pase quirúrgico de Sebastián Taborda, que rompió la línea de cuatro tricolor y definió abajo ante la salida de Gustavo Munúa. Un gol que fue un premio, en una primera parte pareja y también mediocre, llena de intenciones pero falta de buen juego.

El comando del juego fue alternado, y si bien River abrió el marcador, fueron los tricolores los que empezaron mejor. Es más, a los 14 minutos la primera chance de gol del partido fue de Nacional. Nació de una exquisita pisadita cerca del área del juvenil Gastón Pereiro, quien le dio un pase en profundidad a Espino y éste por la izquierda tiró cruzado y la pelota dio en el palo. La otra fue 2 minutos después, con una buena combinación tricolor: centro desde la derecha, la encontró Mascia y pateó rasante para que Frascarelli la mandara al córner. Fueron dos sacudones para un partido que hasta ese momento estaba en round de estudio.

River se plantó con su típico esquema en la mitad de la cancha, con dos volantes por adentro, Marques y Pereira, y dos por afuera, Gorriarán y Alaniz. En el ataque buscó a Taborda por arriba e intentó con Ramírez por abajo. Nacional puso a Pereiro de enganche y con Cruzado metido en el doble cinco junto a Prieto intentaron un juego ordenado, pero perdieron muchas pelotas producto de imprecisiones. El tricolor presentó un equipo renovado, con siete cambios con respecto al que cayó con Newell’s y con la intención de buscar de contragolpe, con proyecciones al vacío a los delanteros.

Pasados los 20 minutos, el equipo de Almada logró controlar lo que proponían los volantes de Nacional y ganó el manejo de la pelota. Ahí se vio a un River mucho más cercano al que se conoce: versátil, profundo, buscando la subida por los laterales y presionando arriba a su rival. El partido se hizo de ida y vuelta y en la media hora de juego hubo dos chances para cada uno. Alternados, pudo ser de Pereiro (que la paró de pecho en el área con una frialdad que sólo tienen los que se toman dos segundos más en cada pelota, y definió sobre la salida de Frascarelli, salvado por la defensa), luego el Rayo Ramírez, después Mascia y por último Gorriarán; ninguno convirtió.

Más River Plate

Fue mucho mejor el darsenero en la segunda parte. Compacto, con las líneas ajustadas y moviéndose coordinadamente, con mejor creación de juego, cuidando el balón como sabiendo que es lo único. Sometió a Nacional, que apeló a cortar con faltas ante la velocidad. Consecuencia de ello fueron la expulsión de Dorrego y la infracción de la que surgió el segundo de River: Diego Rodríguez le picó el tiro libre a Alaniz, que pateó con poco ángulo y la colgó, poniendo el 2-0.

Nacional fue todo espíritu de lucha. Buscó siempre a Alonso para que ejerciera de salvador, trató de abrir la cancha con los ingresos de Giménez y Renato, pero no pudo. Para colmo de males, y consagrando las imprecisiones, los tricolores perdieron la pelota en una salida y el recién ingresado Leandro Rodríguez embocó de contragolpe el 3-0 que redondeó la justa victoria de River Plate, que al mismo tiempo significó la cuarta derrota de Nacional en los últimos cinco partidos.