Desde las oscuras catacumbas del mercadeo se ha propuesto escribirle una frase al ómnibus que conducirá a la selección en Brasil. En Sudáfrica 2010 la celeste viajó con el chato “Vamos que vamos” (¿vamos que vamos?), que sólo se recuerda con cariño por los buenos resultados del equipo de Óscar Tabárez. Ahora los publicistas del equipo multidisciplinario de la FIFA, que atienden la góndola y los talleres, en este caso de los bondis -casi literal del portugués bonde- que moverán a las delegaciones de los 32 países participantes en la fase final del Mundial, abrieron hasta mañana la participación al público, aunque no aceptan propuestas libres sino la elección entre tres opciones: “Uruguay para todo el mundo”, “Escribiendo la historia celeste” y “Tres millones de ilusiones… vamos Uruguay”.

Antes, entre el 16 de octubre del año pasado y el 27 de febrero de este año los usuarios registrados de la FIFA podían proponer frases para concursar en el primer concurso interno, por lo que es muy, pero muy posible que el yorugua que tiró la mejor consigna de las elegidas a dedo para la votación que se cierra mañana haya sido “Uruguay pa' todo el mundo”, que tras pasar por el eficiente cernidor de un mínimo corrector de Word o un exigente y pasteurizado análisis de un técnico en español neutro, quedó en el desmateinado “Uruguay para todo el mundo”, que así parece más un latiguillo publicitario para el Instituto Nacional de Carnes que un motor de ilusiones para recoger recompensas en el camino.

Pero no estamos solos. El resto de los países mundialistas enfrentan idéntica situación: de tres frases posibles, deben votar por una. Hay que ver lo que son las propuestas. Las hay propias de Cacho Bochinche, como “Un, dos, tres, viva Argelia” (?). Las hay ampulosas, como una de las de Japón: “Samurái, llegó el momento de luchar” (tranquilo, guardián del shogunato, baje el sable que es sólo un mundial). Las hay que reflejan el espíritu nacional, como una de los siempre correctos holandeses (“El fútbol es nuestra pasión, el respeto nuestro mensaje”) y otra de los belicosos rusos (“Ni un paso atrás”), que no llegaron a tiempo para incorporar algún volante de Crimea y andarán de cara seria.

Las tradiciones futbolísticas también se reflejan en los mensajes. La pizarreada brasileña (“No en nuestra casa”) muestra que se aprende poco de los errores históricos. Y los poco laureados México y Chile no dejan de hacer las cosas mal en la construcción de una épica que acompañe los logros deportivos. “Cantando cielito lindo, se unen los corazones, por ser campeones” y “Por el bombo y el tambor, vamos Chile a jugar de corazón” no pueden ser gritos de guerra que impulsen a un equipo campeón. En fin, que los demás hagan lo que quieran. Pensemos en la consigna inscripta en nuestro Magno Ómnibus Nacional, que transportará varias decenas de piernas por valor equivalente a un porcentaje importante del Producto Interno Bruto uruguayo. Y no hay por qué resignarse a las tres opciones que nos dan unos publicistas de corte de pelo raro y championes de colores. Los profesionales creativos deben saber que durante los últimos días se estuvieron desplegando varias usinas de producción de frases de ómnibus, sea lo que fuere que eso signifique. Y deben escuchar el clamor popular. Es cierto que algunas de esas usinas son muy parecidas a mesas de bar con escasa incidencia en la política comunicacional de la compañía surcoreana, pero no hay que rendirse ante la dificultad de la tarea.

De las frases alternativas que se manejaron, corresponde descartar algunas. Como era de prever, se peloteó la posibilidad de un nuevo “Gracias, Paco” tras los recientes cambios en la Asociación Uruguaya Fútbol, pero no cabe considerarla seriamente. Tampoco “Espacio celeste”, vetada por razones obvias. Pero hay varias propuestas atendibles. Los más estrategas han pensado en presentarnos al mundo desde nuestras más recientes conquistas (“Aborto, porro y Plan Ceibal”), conectar con nuestro ser nacional (“Espíritu charrúa, pathos celeste”) o captar al público adolescente desde la estructura de sus chats y mensajes de texto: “Los + humildes, jajajaja ;-)”.

Dado que es un ómnibus de dos pisos, se puede alquilar un espacio con la expresión “Concierto, 92.5 FM”. Si esa estrategia de generación genuina de ingresos no funciona, se puede optar por la osadía y recurrir a “Conductor cobrador”, “Prohibido salivar” o “Puto el que lee”, expresiones que nos pondrían al tope de las noticias curiosas del mundo y convertirían a cientos de miles de limados mentales del mundo en hinchas inmediatos de nuestra selección.

También cabe la posibilidad de aprovechar el espacio para emitir un mensaje al exterior (“Se precisa volante de marca con buen pie, tratar con Celso Otero”), remarcar conceptos propios (“Vamos Uruguay, a limitar al rival”), intimidar adversarios (“Cuidado, Lugano a bordo”), aclarar aspectos estadísticos de la historia mundialista (“Los Juegos Olímpicos previos a 1930 se computan como Copas del Mundo”) o darle un gusto a nuestra principal estrella (“Delfina, te quiero. Papá Luis”). Pero dado que 2014 es año electoral y considerando el círculo íntimo del futuro presidente y que el medio de transporte en cuestión es un ómnibus, una opción se destaca: “Siempre iremos contigo”.