De manera inapelable y contundente, Costa Rica consiguió una de las victorias más importantes en su historia mundialista al derrotar de atrás a Uruguay 3-1. Los centroamericanos mantuvieron un nivel estándar de juego durante todo el partido, que les permitió, tras el gran empujón emocional que significó el empate, al comienzo de la segunda parte, pasar de largo y asentarse rápidamente en el comando absoluto de las alternativas del partido. Uruguay, que había cumplido con el expediente de la primera parte, la de neutralizar, defender y ponerse en ventaja con lo que pudiera, que en este caso fue un penal, no pudo sostenerse en pie ante la andanada de ofensivas ticas en la segunda parte. Quebrado y sin respuesta, terminó perdiendo 3-1, con un expulsado -Maxi Pereira, que no estará el jueves ante Inglaterra en San Pablo- y con la línea defensiva muy amenazada por las amarillas recibidas.

¡Hace calor!

Un partido de un Mundial genera mucha tensión. No importa dónde, no importa cómo, no importa con quién. Si no te corre jugolín por las venas, te aseguro que tu corazón toma un ritmo de hip hop al que es difícil acomodarse, por lo menos hasta que los primeros minutos van proyectando cosas y el deber profesional obliga a decodificar sistemas tácticos y estrategias de juego. Por ejemplo, ver a los cuatro del medio de Uruguay trabajar casi en una misma línea, de lado a lado, si la pelota la tienen los costarricenses, ensanchando bien y mucho las posibilidades de juego si la Brazuca era nuestra.

El juego de estudio o de espera, más parecido a latencia de los nuestros y propuesta de los costarricenses, apenas se quebró un par de veces con algunos arranques incisivos de los ticos, que terminaron en dos tiros de esquina, y con alguna corrida de Edinson Cavani en Uruguay que estuvo lejos de prosperar. La primera jugada neta de Uruguay fue gol pero no subió al marcador porque Diego Godín, en su vieja posición de delantero, estaba adelantado cuando la mando a guardar. Menos de un minuto después, ante una chingada de la defensa costarricense, Cavani no pudo coordinar bien su intento de rápida resolución y la pifió cuando Keylor Navas sentía que lo iban a doblegar.

La vieja escuela de marca de Uruguay empezó a tomar el control de la situación, y en una apertura hacia la izquierda el Cebolla Cristian Rodríguez enganchó hacia afuera, le hicieron falta y de la pelota envenenada de Diego Forlán, que tomó una curva de banana brasileña, llegó el penal al canario Diego Lugano y con mucha calidad Cavani lo tradujo en gol, con un remate muy ajustado al caño izquierdo de Navas, que se tiró muy bien.

Iban 24 minutos, y de una manera casi invisible, pero no inesperada, Uruguay se empezaba a adueñar del partido tanto en el resultado como en el trámite.

Segundos afuera

La rapidez y estilo de Joel Campbell siempre pusieron en el límite a los centrales uruguayos. Al comienzo del segundo tiempo, una falta sobre el 9 tico, que además Lugano pagó con amarilla, generó una jugada de pelota aérea que Fernando Muslera evitó que fuera gol.

El aviso no fue en vano: apenas un par de minutos después, tras una larga y profunda corrida de Christian Bolaños por la derecha, llegó un remate de Campbell que venció irremediablemente a Muslera y puso el 1-1 que cambió el partido. Sólo dos minutos más tarde, en otra pelota quieta Christian Stuani perdió la marca de Oscar Duarte, que entrando por la espalda del talense puso el 2-1. A esa altura hacía falta un camión con zorra de escombros para levantar, en media hora, ahora con Nicolás Lodeiro y Álvaro Tata González en la cancha, que entraron en sustitución de Forlán y Walter Gargano. Un partido bastante tranquilo amagaba convertirse en una pesadilla. Y así fue, porque a pesar de la buena gestión de Lodeiro, única alternativa de creatividad para abrir la cerrada defensa tica, Uruguay nunca pudo encontrarle la vuelta para, como mínimo, empatar.

Seguramente nadie podía pensar que lo peor estaba por venir. Pero -una vez más- así fue: una pelota filtrada a espaldas de Godín por un cruce mortal del goleador Marcos Ureña decretó el 3-1.

Para colmo, ya en los descuentos, vino la expulsión de Maxi, como si fuera un aviso de “Volvió la celeste de antes”, y se multiplicaron los problemas para enfrentar a Inglaterra el 19 en San Pablo. Ya es tarde para prohibir las motosierras hasta el jueves, pero por lo menos aquellos que lo consideren pertinente, eviten hacer astillas de un árbol que parece caído. Veremos qué pasa mientras Luis Suárez apronta la cobranza.