Se abrió el grupo F con triunfo para la selección argentina, acostumbrada a arrancar con buen pie en los Mundiales. El comienzo del partido no dio respiro. Después de los himnos, la preparación y la disposición táctica de los equipos, la pelota ya tocó la red. Es que se mandó Ángel di María por el andarivel zurdo y recibió una falta. El tiro libre vino en forma de centro ejecutado desde la izquierda por Lionel Messi, la bola cruzó toda el área, llegó hasta el segundo palo y rebotó en las piernas de Sead Kolasinac, que involuntariamente puso el 1-0 cuando iban sólo dos minutos del primer tiempo.

Los nervios típicos del debut mundialista traían, de arranque, la tranquilidad para los argentinos, casi sin buscarlo. Bosnia-Herzegovina, que arrancaba el Mundial de la manera menos esperada, no renunció a la idea táctica de salir desde el fondo con pelota dominada. Ese trabajo fue interesantísimo y conllevó algunos riesgos y posibles errores, sobre todo por la rapidez de los atacantes argentinos, Lionel Messi y Sergio Agüero. Por otra parte, la defensa de cinco futbolistas que planteó Alejandro Sabella no se veía tan segura: Bosnia atacó permanentemente por el sector izquierdo, donde se desempeñó Marcos Rojo. Pareció que los bosnios encontraron la veta por ese lado y se ilusionaron con meter pases entre líneas a espaldas de los defensores argentinos, que fueron lo más flojo de la oncena albiceleste. La marca era pegajosa y fuerte por parte de los bosnios, que, además, en ataque eran peligrosos. Cuando faltaban pocos minutos para el final de la primera etapa, Pjanic metió un gran cabezazo tras un córner que hizo que Sergio Romero se mandara una atajada bárbara. Podría haber sido el 1-1. La primera etapa terminó favorable a Argentina en el marcador pero no en el juego, porque Bosnia, a pesar de la fatalidad del gol tempranero recibido, pudo neutralizar el ataque argentino y tener la posesión de la pelota.

El 10

El segundo tiempo vino con dos cambios de Sabella: Fernando Gago por Hugo Campagnaro y Pipita Higuaín por Maxi Rodríguez. Argentina quedó con cuatro en el fondo y contó con un armador dentro de la cancha -Gago- ante la ausencia de Messi en esa labor. De todos modos, la tesitura era la misma: Bosnia con buen juego en corto y al pie, pero con una salvedad: esta vez la pelota sí pasaba a teñirse de blanco y celeste. Con la posesión del balón por parte de Argentina, llegó el predominio y la peligrosidad en el juego. Cuando se encienden los delanteros de Sabella, se complica. Y apareció el mejor. Golazo clásico de Lionel Messi: tomó el balón y puso el turbo en velocidad, tiró una pared excelente con el Kun Agüero y cuando la pelota le llegó a sus pies hizo el camino de derecha a izquierda, y con su zapato zurdo la puso contra el palo derecho del golero bosnio. 2-0 y el partido pasaría a ser irremontable para los europeos. Lionel no había tenido un gran partido, pero los grandes jugadores son así, y su genialidad inclinó la balanza. Con el segundo gol, a pesar de que quedaba un rato largo para la finalización del partido, Bosnia no pudo volver a generar peligro sobre el área de Sergio Romero, por lo que sólo bastaba esperar el triunfo argentino, pero es fútbol, viste. Bosnia avanzó y consiguió el descuento gracias a una definición de Vedad Ibisevic, que entró a jugar los últimos 20 minutos. Igualmente, Argentina pudo manejar el último tramo del match y conseguir los primeros tres puntos.