Para los nacidos a finales de la década del 80, el primer gran acercamiento a un torneo juvenil sub 20 fue con el Mundial de Malasia en 1997. Claro, antes de eso la historia fue muy grande y varias versiones hemos escuchado de los títulos que consiguieron los muchachos celestes años atrás. Particularmente del Sudamericano sub 20 de 1981, que se llevó a cabo en Ecuador, y terminó con la selección uruguaya en lo más alto luego de superar a Brasil y a Argentina, con goleada incluida, en la fase final. La ciudad de Quito vio cómo por última vez un combinado celeste a nivel juvenil levantaba una copa de campeón. Javier Zeoli, Nelson Gutiérrez, Santiago Ostolaza, Enzo Francescoli, Adolfo Barán y Jorge da Silva fueron algunos de los nombres de aquel plantel que dirigía el profesor Aníbal Gutiérrez Ponce. “Ganar en aquellos tiempos era costumbre”, te pueden decir los más veteranos; de los diez Sudamericanos juveniles desarrollados hasta 1981, Uruguay ganó siete y otros dos los perdió por diferencia de goles. Pero para los que no vivimos esa época, lo común es pelear por estar entre Brasil y Argentina, algo que no debería ser considerado poco en la actualidad. Pero la historia parece tener un peso tal, que por el solo hecho de poner una camiseta celeste en la cancha, pelear por el título está asegurado, y eso, se sabe, no es así.

Retornemos a Malasia. Después de años magros para las representaciones celestes a nivel juvenil -en 1995 se había obtenido la Copa América de mayores en Montevideo-, 1997 fue un año especial, en el que se siguió de cerca un torneo al cual llegamos como cuartos de América del Sur y que comenzamos mirando de reojo, para terminar sufriendo en la final frente a Argentina. Muchos hechos de ese campeonato han quedado marcados en la memoria. Los goles de Inti Podestá y Fabián Coelho en el debut ante Bélgica en Kuala Lumpur comenzaron un camino que tendría muchas satisfacciones. Luego, Malasia fue la víctima para terminar con igualdad sin goles ante Marruecos. El primer puesto del grupo hizo que el rival fuera Estados Unidos, al que los dirigidos por Víctor Púa golearon 3-0. En cuartos de final llegó el enfrentamiento ante la campeona de Europa, Francia, que en sus filas tenía a David Trezeguet, Thierry Henry y Nicolas Anelka, grandes jugadores que defendieron a la selección mayor francesa por varios años. Los penales inclinaron la suerte a favor de Uruguay para llegar al choque con Ghana. El duelo con los africanos se recuerda por lo emotivo del partido, que se definió en alargue 3-2, y por el gol de Álvaro Fabián Perea, jugador de Peñarol que falleció en un accidente de tránsito apenas unos meses después del Mundial. La final con Argentina dejó aquel golazo de Pablo García de tiro libre y el triunfo albiceleste, en una selección de José Pekerman que presentaba a Juan Román Riquelme, Bernardo Romeo, Fabián Cubero, Walter Samuel, Esteban Cambiasso y Pablo Aimar, entre otros. Marcelo Zalayeta y Nicolás Olivera realizaron un gran certamen, siendo distinguidos en las premiaciones finales. Siguen jugando algunos de ellos, además de Olivera y Zalayeta, por ejemplo el arquero Gustavo Munúa y el volante Carlos Díaz. El trago más amargo fue en 2003, cuando Uruguay siendo el organizador no pudo realizar un buen torneo, quedando quinto y eliminado del Mundial de Emiratos Árabes. Con el proceso de Tabárez volvieron los logros y, a pesar de no obtener títulos, el subcampeonato en el Sudamericano sub 20 de Perú de 2011, con clasificación a los Juegos Olímpicos incluida, y el segundo puesto en el Mundial sub 20 de Turquía en 2013 fueron hechos importantes dentro de una gran sequía.

Ahora se vuelve a ser anfitrión y los chiquilines comenzaron bien. Hay que mantener la calma con ellos y no pretender que tengan una solidez y desempeños como la selección mayor. Tienen menos de 20 años y, algunos sin debutar en Primera División, de un momento a otro están en la mira de todos. Lo están haciendo bien y van por buen camino. Disfruten, gocen y jueguen a ser ustedes.