El Club Atlético Huracán fue así denominado por sus fundadores en homenaje al globo aerostático en el que el ingeniero Jorge Newbery realizó en 1909 la proeza de volar desde Buenos Aires hasta la ciudad brasileña de Bagé, atravesando a lo ancho el territorio uruguayo. En la década de 1920, la más gloriosa de la historia deportiva de Huracán, el club ganaría cuatro títulos de Primera División, en los años 1921, 1922, 1925 y 1928, y gracias a ese impulso ganador fue que en toda Argentina, y también en Uruguay y otros países americanos, comenzaron a florecer clubes llamados Huracán. Por esos tiempos nadie discutía la categoría de grande del club, algo que, sin embargo, comenzó a entrar en cuestión con el paso del tiempo y la pérdida de brillo de la estrella del globo.

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A los hinchas de Huracán se los conoce como “quemeros” por la cercanía de su cancha respecto de la zona de influencia del predio municipal en el que antiguamente se quemaban los residuos de Buenos Aires. Nacido originalmente en Nueva Pompeya, en el sur de la ciudad, poco tiempo después de su fundación, el club se afincó definitivamente en el vecino barrio de Parque Patricios. Allí se encuentran la sede de la institución y el estadio en el que hoy será visitante Defensor Sporting, el Tomás Adolfo Ducó, popularmente denominado El Palacio por los hinchas del globo. Aunque actualmente tiene capacidad para 48.000 espectadores, en el momento de su reinauguración, en 1949, cuando pasó de tener tribunas de madera a estar hecho totalmente de cemento, podía albergar a más de 70.000 personas y era uno de los más grandes de Buenos Aires. Hasta 1967 el feudo del globo se denominó Jorge Newbery, pero ese año tomó su actual denominación en homenaje al teniente coronel Ducó, quien ocupó la presidencia del club durante varios períodos entre las décadas de 1930 y 1950. Ducó, figura muy cercana a Juan Domingo Perón, fue el artífice de la renovación del gran estadio huracanense y también de la sede de la institución, ubicada sobre la avenida Caseros, en el corazón de Parque Patricios.

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El boxeador Óscar Bonavena, el mítico Ringo, es el hincha más célebre de Huracán, a tal punto que luego de su asesinato, en 1976, la tribuna popular que ocupa la hinchada del globo en el estadio Tomás Adolfo Ducó pasó a llevar su nombre.

Personaje tremendamente popular en las décadas de 1960 y 1970, Bonavena nunca llegó a ser campeón mundial de peso pesado, pero protagonizó combates épicos; el más famoso fue el que lo enfrentó con Mohamed Alí en diciembre de 1970 en el Madison Square Garden de Nueva York, que finalizó con victoria del estadounidense por knock out técnico en el último round. Identificado desde siempre con Huracán y con el barrio de Parque Patricios, Bonavena comenzó a boxear en el club a fines de la década de 1950, y su presencia en la tribuna y en el club era habitual. Dueño de un enorme carisma, Ringo trascendió largamente el ambiente deportivo y fue un personaje tremendamente mediático que se convirtió en una figura habitual en la incipiente farándula porteña de la segunda mitad de los 60. En 1967 -con su característica voz aflautada, que se contraponía con su imponente figura- grabó cuatro temas junto al grupo uruguayo Los Shakers; el más famoso de ellos fue “Pío pío pa”, una ingenua loa a la primavera asiduamente emitida por el canal Crónica TV en esta época del año. También en 1967 ocurrió otro hecho que conectó a Bonavena con Uruguay: ese año la periodista María Esther Gilio le realizó una jugosísima entrevista en el hogar materno del púgil, que fue publicada por el semanario Marcha. La nota, un verdadero muestrario de la personalidad de Ringo, finaliza con una preciosa definición del entrevistado por parte de Gilio: “Ilustre imagen de antiesnobismo, seguro huésped en el Reino de los Cielos”.

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La trayectoria internacional de Huracán es uno de los grandes debes en el palmarés del club. El globo tuvo su estreno internacional oficial en la Copa Libertadores de 1974, torneo para el que se clasificó por haber ganado el Campeonato Metropolitano de 1973, bajo la conducción de César Luis Menotti, en el que fue el último título obtenido por el globo en Primera División. Aquel histórico equipo, que impulsó la carrera de Menotti, que dirigiría la selección argentina que ganó el Mundial de 1978, tenía entre otras figuras a Miguel Ángel Brindisi, Carlos Babington, al Loco René Houseman y Omar Larrosa, estos dos últimos integrantes del plantel argentino campeón del mundo. Ese equipo campeón de 1973 contaba también con la presencia de un uruguayo, Nelson Chabay, que ya había sido campeón de la Copa Libertadores y de la Intercontinental con el Racing Club de Avellaneda en 1967.

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En la Libertadores de 1974 Huracán ganó su serie y pasó a uno de los grupos de semifinales, instancia en la que tuvo como rivales a Peñarol y a Independiente de Avellaneda. Este último sería quien conseguiría el pasaje a la final, que posteriormente ganaría. Luego pasaron casi 20 años y recién en 1993 Huracán volvió al ruedo internacional para jugar la extinta Copa Conmebol, torneo que también disputó en 1994. En ambos casos quedó afuera en la primera fase, primero al perder con Peñarol y después con Cerro Corá de Paraguay. Tras estas fallidas participaciones internacionales, sobrevino uno de los períodos más oscuros en la historia deportiva del club, en el que se acumularon tres descensos y unas cuantas temporadas en la B. Recién este año, luego de haber ganado la Copa Argentina el año pasado, Huracán volvió a jugar la Copa Libertadores, en la que tuvo una olvidable gestión y quedó eliminado en la primera fase. En esta Sudamericana el globo ya llegó a cuartos de final y quiere hacer historia.

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Hay un nombre ilustre que entrelaza a los dos clubes que se enfrentarán mañana de noche en Buenos Aires. Se trata de Herminio Masantonio, el máximo goleador histórico de Huracán y el tercero de toda la historia del fútbol argentino, sólo superado por otras dos leyendas, el paraguayo Arsenio Erico y Ángel Labruna.

Cuando ya estaba cerca de terminar su impresionante carrera goleadora, que se había iniciado en Huracán en 1931, Masantonio llegó a Uruguay para jugar en Defensor en 1943. Si bien su actuación en la institución de Punta Carretas fue breve -jugó apenas 11 partidos oficiales-, es vivamente recordada por los veteranos hinchas tuertos.

En más de una ocasión el paso de Masantonio por las canchas uruguayas fue rememorado por el fallecido escritor y poeta Horacio Ferrer, quien fue uno de los presentes el día en el que, por la última fecha del Campeonato Uruguayo de 1943, Defensor se salvó del descenso al ganarle en su cancha 1-0 a Rampla Juniors con gol de Masantonio, convertido, según Ferrer, sobre el arco que da hacia el Río de la Plata. Años después, cuando se mudó a Buenos Aires, donde viviría casi medio siglo, Ferrer, seguramente incentivado por la legendaria figura de Masantonio, se hizo hincha de Huracán.