Los astros del universo convergen en torno al Pelo Michael Santos. Es su momento, es el mejor, y todo le sale bien. River no fue vistoso ayer en Las Piedras, ni mucho menos, pero ganó porque supo acomodarse a pesar de las adversidades, porque puso corazón y porque tiene al Pelo encendidísimo y con todo el viento a favor. No fue nada fácil la victoria del equipo de Juan Ramón Carrasco. Hubo momentos de tiqui-tiqui, pero fueron los menos. Apenas el equipo se acomodó, sacó ventaja. Martín Alaniz mandó un centro en forma de córner corto, con destino de buscapié a media altura, y en el camino Santos la desvió para descolocar a Fabián Carini y convertir. Ahí apareció el fútbol. Juventud obligó y empezó a dominar. Todas, absolutamente, tenían que pasar por Matías Mirabaje. José Varela, Matías Duffard y Emiliano Romero hacían casi de memoria la transición veloz entre la defensa y el ataque, pero siempre la pelota terminaba en el 10.

Las predicciones de Ludovica Squirru para 2015 indicaban que en esta época del año le iban a llegar las buenas a Santos, que sumó otra con la ratificación de la citación del Maestro Óscar Tabárez. Pero no iban a ser similares para sus compañeros laterales, y Juan Ramón no leyó el libro. En el calentamiento previo, el Zurdo Diego Rodríguez se sintió y debió salir del esquema titular, lo que significó contar con una opción menos en el banco; Iván Silva ocupó su lugar. Con el transcurso de los minutos, Claudio Herrera, del lado derecho, también debió abandonar el campo de juego por lesión; lo suplantó Robert Flores.

Para cumplir con la profecía, Iván Silva chocó con un rival y debió ser sustituido por Santiago Ciganda. No cabe la menor duda de que la de ayer no fue la tarde de los laterales darseneros. Con esas malas, River perdió terreno y no tuvo tanto la pelota. Para peor, Carrasco debió rearmar el esquema, y mandó a Ángel Rodríguez y a Bruno Montelongo al fondo. Los pedrenses fueron muy incisivos y probaron con muchos toques por afuera. Pudo ser para Matías Alonso, pero el golero Nicola Pérez estuvo bien parado. Hasta que el más bravo de todos castigó: Mirabaje recibió un pase lindo, tranquilo, sin mayores pretensiones, y, como venía, la calzó de zurda y la pudrió de lleno en el ángulo. Merecido empate, que dejaba todo servido para el complemento. Parecía que iba a ser complicado encontrar los espacios, pero Santos, el de los astros, los descubrió. Primero se mandó por la izquierda, con un lindo movimiento, y mandó un centro de la muerte. En el afán de expulsarla, el zaguero Roberto Hernández la mandó a guardar en su arco. Casi enseguida, otra vez el Pelo se animó con una bomba a distancia. Fabián Carini la contuvo, o no, porque la pelota rebotó y se metió en el arco. ¿Error o astrología? Con varios minutos por jugarse, el partido se achanchó y no les salió casi nada a ninguno de los dos. Por lógica, Juventud se fue arriba, pero no tuvo fineza. Recién en el final encontró el descuento con Alonso, pero no le sirvió para nada, porque River, esta vez sin ser una bomba, se defendió con el corazón y ganó.