La semana pasada el programa periodístico de Canal 4 Santo y seña, conducido por Ignacio Álvarez, emitió un informe en el que dos niñas relataron los abusos sexuales que habían sufrido. “Si el canal 12 transmite a Tinelli y el canal 10 Escape perfecto, ¿por qué nosotros no vamos a poder emitir nuestros propios espectáculos aterradores?”, se preguntó un directivo de Canal 4. Uno de los argumentos esgrimidos por Álvarez para justificar la emisión de la entrevista es que las menores aparecieron de espaldas y con la voz distorsionada, una norma que impone el Instituto del Niño y Adolescente Uruguay (INAU) para proteger la identidad de los menores. Pero a pesar de eso, varios televidentes reconocieron a las familias de las víctimas. El conductor pidió disculpas por este hecho y explicó que hubo una confusión entre dos versiones de las entrevistas. “La versión que salió al aire era una que se iba a emitir en un programa en el que denunciamos por omisión a las madres de las víctimas de abuso sexual y hacíamos una arenga para que se les quitase la patria potestad”.

La divulgación de la entrevista no sólo despertó críticas de varias organizaciones especializadas en la protección a la infancia, sino también de las autoridades. El INAU está estudiando la posibilidad de aplicar sanciones a Canal 4, y la Institución Nacional de Derechos Humanos sugerirá al Poder Ejecutivo instaurar el horario de protección al mayor. “Aquí no sólo se agrede a los adultos con la emisión del programa. Las promociones hacen que se los revictimice una y otra vez, teniendo que revivir este dolor cada vez que Luis Alberto Carballo manda la tanda”, aseguró un representante del organismo, quien también citó el debate entre Héctor Amodio Pérez y Federico Fasano emitido en el programa Código país. “Ni siquiera se pixelaron los rostros de los participantes. En ese caso no era para proteger sus identidades, sino para hacer un poco menos patético el espectáculo y que los telespectadores sufrieran menos”.