En un partido increíble -por cómo llegó el triunfo danubiano-, los franjeados de Luis González visitaron el estadio José Nasazzi, escenario que utiliza Villa Teresa para oficiar como local, y se llevaron un premio demasiado grande para lo que propusieron en cancha. Danubio ganó 1-0 con un golazo de Pablo Bolita Lima a los 70 minutos de juego, pero el 0-0 era tan grande como el Prado entero. La cuestión es que con el triunfo del sábado los del barrio Piria acumulan tres en fila y se metieron, aunque lejos de los que pelearán el campeonato, entre los de arriba en el Apertura. La otra cara del repunte danubiano es la situación de Villa Teresa, que ha sumado menos de lo que ha merecido en su temporada debut en Primera División. Como ya había pasado en partidos anteriores, el equipo de Vito Beato hizo méritos para ganar puntos y no estar último en la tabla, con cinco unidades. En lo que resta del torneo tiene que acumular, algo que será vital para sus posibilidades de quedarse en la A.

Las chances más claras en la primera etapa las tuvo Diego Martiñones, de Villa Teresa. A pesar de que no es muy alto, se las arregló para ganar siempre de arriba, y el tridente que conformó por la izquierda con Daniel Leites y Martín Arguiñarena fue lo más vistoso de los 45 minutos iniciales y lo que más complicó al sector que marcaban Agustín Peña e Ignacio González. Juan Manuel Olivera y Gonzalo Barreto aparecieron muy solos en el ataque de Danubio, y las posibilidades de peligro aparecían, también por la izquierda, con el chiquilín sanducero Marcelo Saracchi, que tiene una velocidad impresionante y le gusta mucho pisar el área rival.

Las variantes de ambos directores técnicos no alcanzaron para inclinar el rumbo del partido. Las esperanzas del Villa estaban puestas en Octavio Colo, el goleador coloniense, que entró a jugar de volante por la derecha pero era casi un puntero que acompañaba a Martiñones y Christian Gutiérrez en el ataque. El 10 hizo alguna incursión pegadito a la línea, pero no logró mover el 0-0. Hasta que llegó el momento del partido, con el ingreso de Lima en Danubio.

Cuando vio que bajaron a un compañero al borde del área, el Bola apuró el cambio como si supiera lo que podía pasar. Salió González y el pelado corrió a buscar la pelota como si fuera la última entrada para ver a los Rolling Stones; la acomodó y, ¡pum!, golazo. Se la pudrió en el ángulo a Ramiro Bentancur. Corrida loca de todos y ovación para el ídolo del club, como en aquel partido que le dio el Apertura a Danubio en San José, ante Sud América.

Con ese golazo en la primera pelota que tocó Lima y los últimos 20 minutos de defensa pura ante los embates de los locales, Danubio se llevó el triunfo.