Diez minutos le bastaron al conjunto danubiano para liquidar el partido contra los negriazules jugado ayer de tarde en Jardines del Hipódromo. Ninguno de los dos equipos estaba haciendo pie al inicio, cuando, a los 8 minutos, Gonzalo Barreto corrió entre los defensas de Liverpool, enganchó, midió y tiró para poner el 1-0. Dos minutos después, otra vez Barreto venció el arco de Jorge Bava, esta vez con una excelente vaselina, luego de que Facundo Mallo se la dejara servida tras un mal despeje. Los restantes goles de Danubio fueron obras de Juan Manuel Olivera al final del primer tiempo y de Marcelo Saracchi a los 70.

No hay planificación previa que resista dos goles a tan poco de comenzado un encuentro. Con esa diferencia a favor, el conjunto de Luis González también fue superior a Liverpool en el juego y el dominio del balón. La clave de Danubio fue su mitad de cancha: Giovanni Zarfino jugó prácticamente de 5, Ignacio González lo hizo muy cerca de él, el pibe Saracchi era el del recorrido, mientras que Carlos Grossmüller -quién si no- fue el volante más creativo. Liverpool, que extrañó a Gonzalo Freitas en el eje central de su sistema táctico, no pudo contener los permanentes ataques danubianos. Basta leer y repasar los nombres que integraron la zona de volantes de Danubio para sacar la rápida conclusión de que la apuesta era proponer y atacar.

Si bien los negriazules tuvieron su momento de buen juego, nunca pudieron llegar con claridad al arco defendido por Franco Torgnascioli, salvo por tiros de larga distancia o centros aéreos. Para colmo de males, desde el minuto 53 debió remar el partido con un hombre de menos, tras la expulsión, por doble amonestación, de Diego Ferreira. Sin generación, salvo goteos esporádicos de Paulo Pezzolano, no le llegó una bola clara a Jhonatan Candia ni a Adrián Balboa, ambos titulares, ni al ingresado Junior Arias. Liverpool también probó reformulando su táctica (de un 4-4-2 a un 3-5-2), pero ni así pudo, porque no era la tarde negriazul.

Fue todo franja y goles, y bien podrían haber sido algunos más si no fuera por fallos abajo del arco o un par de intervenciones de Bava. Jorge Graví la tiró afuera entrando por el segundo palo y con el arquero vencido; Saracchi y Nacho González pecaron de comilones y resolvieron mal jugadas para las que alguno de sus compañeros estaba mejor ubicado.

Un párrafo aparte merece el olimareño Gonzalo Barreto. Fue el hombre del partido por los goles, porque asistió a Olivera en el tercero y porque, tanto por la derecha como por la izquierda, enloqueció a la última zona de Liverpool. Incluso peleó varias pelotas, como la del tercer gol, cuando lo bajaron a golpes, pero logró asistir desde el piso para que saliera el contragolpe letal. Recién en el segundo tiempo, cuando la visita puso tres defensores en el fondo, pudieron controlar al puntero en su tarde.

La conseguida ayer fue la segunda victoria al hilo de Danubio, que alcanzó a su rival de ayer en la zona media baja de la tabla con 14 puntos. Liverpool está en la vereda opuesta: sumó su tercera derrota consecutiva tras aquella lejana victoria ante Sud América en la octava fecha.