Fue todo distinto, fue todo parejo. También fue para el que más lo buscara. Racing lo tuvo ahí: ganaba 2-0 y las cosas le salían ante su gente en el Parque Roberto. No tenía estrés, no tenía excusas y no tenía motivos por los que preocuparse. Plaza Colonia, menos: ya lo tenía casi perdido, pero fue por todo y tuvo el gran mérito de empatarlo, a base de sacrificio. En el final pudo ser para cualquiera, aunque la mueca de los de Sayago es más triste; otra vez se les escapó un triunfo. Todo fue redondo en el primer tiempo de Darío Larrosa. Su equipo, sin jugar del todo bien, encontró algunos circuitos interesantes y tuvo varias situaciones para castigar. De arranque, con un bombazo tremendo, Ignacio Nicolini puso el primero con exquisitez.

El 4-2-3-1 le dio un buen funcionamiento táctico al cervecero, con la referencia de Líber Quiñones en solitario, que tuvo que pelearlas todas. Plaza prácticamente no apareció en el primer tiempo, excepto por un remate a distancia que Jorge Contreras tapó en dos tiempos y que marcó peligro por la rapidez de la jugada. Racing, con el control, se descansó y en los minutos finales quedó neutro.

Pero una acción de juego, demasiado dudosa, marcó el contexto. Roberto Silvera pitó penal a favor de Racing, por una supuesta mano de un pata blanca, que no pareció. Sin preocupaciones, el goleador histórico de Sayago, Quiñones, lo remató y puso el 2-0. Con ese resultado se fueron al vestuario.

El complemento fue raro. Aparecieron la rebeldía y el espíritu de los colonienses. Por la garra, y por nunca tirar la toalla, el visitante lo empató. Lo inentendible fue que, antes del empate, los de Sayago tuvieron todo para ganar y seguir de largo. Podría haber sido, con una bomba de Jean Pierre Barrientos que se estrelló en el palo, pero no. Desde ahí el juego colectivo de Racing falló, y todo estuvo plagado de errores.

En pocos minutos, el más incontrolable del ataque de Plaza, Nicolás Dibble, una de las revelaciones del Apertura, puso un golazo a lo Roberto Carlos. Le pegó de lleno, con alma y vida, con el corazón, con hambre y con coraje, y la pudrió en el ángulo con una potencia tremenda. El descuento movió la estantería, y apareció lo mejor de Plaza.

Casi enseguida, con un Racing totalmente dormido, el equipo coloniense puso el empate con una linda definición de Sergio Leal. Fue el justo premio al equipo que se venció a sí mismo y que, a pesar de venir en dura desventaja, peleó hasta el final.

Con varios minutos por jugar, los dos tuvieron sus chances de marcar el tercero. Tanto Contreras como Dawson respondieron con exactitud e impidieron sendos goles. En el final, a base de ímpetu, Racing metió en el fondo a su contrincante, pero se quedó con un empate que lo amarga, mientras que Plaza sigue escalando.