Recuerdos orientales

Este Mundial de Clubes marcará la tercera participación de River Plate en esta clase de competencias; ya había jugado la extinta Copa Intercontinental en Japón en dos ocasiones, en 1986 y 1996. En la primera Intercontinental de su historia, a la que accedió tras ganar la Copa Libertadores de América de 1986, los millonarios que eran dirigidos por el Bambino Héctor Veira tuvieron como rival a Steaua de Rumania, equipo al que vencieron 1-0 con un recordado gol del delantero duraznense Antonio Alzamendi. En aquel partido River tuvo, además del popular Hormiga, a otro uruguayo en la cancha, el Tano Nelson Daniel Gutiérrez, que por aquellos años conformaba una temible pareja de backs centrales junto con Oscar Ruggeri.

Diez años más tarde, River retornó a Japón luego de obtener en forma brillante su segunda Copa Libertadores, comandado futbolísticamente por Enzo Francescoli. En el mítico Estadio Nacional de Tokio, los riverplatenses perdieron 1-0 con los italianos de Juventus, que se impusieron en la definición con un gol del exquisito Alessandro del Piero.

Hoy a las 7.30 (hora uruguaya) en el estadio Nagai de la ciudad japonesa de Osaka, River Plate argentino concretará una de las mayores aspiraciones de cualquier equipo sudamericano: participar en el Mundial de Clubes. El nipón Sanfrecce Hiroshima será el rival del equipo que dirige técnicamente el Muñeco Marcelo Gallardo en la primera semifinal del torneo. Los japoneses, que se clasificaron para el certamen por ser los campeones de liga del país organizador, vienen con rodaje, ya que jugaron y derrotaron en los octavos de final a Auckland City de Nueva Zelanda y en los cuartos de final a Mazembe, el campeón africano, club de República Democrática del Congo. River en cambio, hoy se estrenará en la competencia, a la que llegará acompañado por alrededor de 10.000 hinchas que atravesaron el globo para ver en vivo y en directo esta histórica incursión internacional del equipo de sus amores.

Gallardo confirmó la oncena que arrancará jugando esta mañana, en el que aparecen los dos uruguayos que habitualmente son titulares, el volante Carlos Sánchez y el delantero riverense Rodrigo Mora. Marcelo Barovero será el arquero; la línea de cuatro final estará conformada por Gabriel Mercado, Jonathan Maidana, el colombiano Éder Álvarez Balanta y Leonel Vangioni; en la zona de volantes estarán Sánchez, Matías Kranevitter y Leonardo Ponzio; como enganche jugará Leonardo Pisculichi, y los atacantes serán Mora y Lucas Alario. Los otros dos jugadores compatriotas que integran el plantel riverplatense, Camilo Mayada y Tabaré Viudez, estarán en el banco de suplentes.

Si bien desde que River ganó la Copa Libertadores los medios argentinos hablan con insistencia del duelo que tendrán que afrontar en la final con Barcelona, la instancia de hoy no será sencilla para el equipo del Muñeco. Por más que no han enfrentado a rivales pesados, en sus dos presentaciones en el Mundial de Clubes los japoneses han demostrado tener armas suficientes para herir al equipo millonario, que está lejos de ser una fuerza futbolística deslumbrante.

La gran manija con la que llegó el millonario a Oriente, potenciada al máximo por la presencia masiva de sus hinchas, que han convulsionado a la populosa Osaka -ciudad en la que viven cerca de tres millones de habitantes y es la tercera más grande de Japón-, quizá haya sacado de foco el primer objetivo del equipo en el torneo, aunque Gallardo tiene claro que sus jugadores no pueden entrar en esa rosca. La primera premisa del entrenador en este torneo es evitar el efecto Mazembe, término acuñado principalmente por la prensa deportiva brasileña en 2010, cuando este equipo africano derrotó en las semifinales del Mundial de Clubes a Internacional de Porto Alegre e impidió su acceso a la final del certamen, que ganó Inter de Milán, entonces dirigido por el portugués José Mourinho. Ésa fue la única ocasión en la que en la final del Mundial de Clubes no se enfrentaron los campeones de Sudamérica y Europa.

Mañana sale el otro

El rival del ganador del duelo de hoy se conocerá mañana, también a las 7.30, cuando se enfrenten Barcelona y los chinos de Guangzhou Evergrande en el Estadio Internacional de Yokohama, escenario que también será la sede de la final del Mundial, que se jugará el domingo a las 7.30. Para el partido de mañana la gran duda es la presencia del delantero brasileño Neymar, que antes del partido por la Champions League ante Bayer Leverkusen de Alemania se esguinzó la rodilla y desde entonces no ha podido entrenar con normalidad. Lo más probable es que el director técnico Luis Enrique no lo arriesgue en el encuentro de mañana, en el que sí tienen presencia segura el argentino Lionel Messi y Luis Suárez. El equipo chino sabe que está frente a un desafío enorme, pero su entrenador, el brasileño Luiz Felipe Scolari, ha afirmado en estos días que no es imposible vencer al Barça. La gran carta ofensiva de los chinos es el delantero brasileño Robinho.