“Ayer pasé por mi estancia y cuando vi esos campos secos y esa tierra rajada sentí que me temblaban las piernas. El solo pensar que dentro de algunos años esos campos en donde tengo plantada la soja van a estar todos agujereados para el fracking me llenó de emoción.
Ojalá que el campo se siga secando, así es más fácil fracturar el suelo”, aseguró la semana pasada un integrante de la Asociación Rural del Uruguay (ARU) durante su comparecencia ante la Comisión de Hacienda de la Cámara de Senadores. Luego de finalizado el Consejo de Ministros del día de ayer, autoridades gubernamentales explicaron que el país está atravesando por una situación de “déficit hídrico”, debido a la escasez de lluvias que se ha venido registrando durante los últimos meses. Si bien desde las gremiales del agro están siguiendo “con mucha atención” esta situación, algunos productores aseguraron que se trata de una “desgracia con suerte”. “Es cierto que el ganado está pasando un poco de sed. Pero la verdad es que ya nos estábamos empezando a preocupar por el agua contaminada que venían tomando los animales”, explicó un productor rural del departamento de Durazno. El propietario de una estancia dedicada al cultivo de soja del departamento de Cerro Largo también reconoció que la falta de agua le está trayendo ciertos problemas, pero desea que la situación se prolongue lo más posible. “La soja se está secando, no sé cuánto tiempo más va a aguantar. De todas maneras, prefiero eso a que los cultivos se sequen, porque por lo menos se mantienen alejados de ese veneno que la gente se empeña en llamar ‘agua’”. Hay otros productores que también le ven el lado positivo a la sequía, pero por otros motivos. “La verdad es que las excusas para pedir una rebaja de impuestos al agro se nos estaban acabando. No es que nos importe mucho hacernos pasar por personas sensatas y solidarias, pero en un rinconcito de su corazón uno siempre siente un poquito de vergüenza”, explicó otro de los productores que estuvieron la semana pasada en el Palacio Legislativo.