Señor Presidente: A continuación se va a pasar a votar la autorización para que el presidente de la República, doctor Tabaré Vázquez, se ausente del país para viajar a Brasil.
Rafael Michelini: Antes de votar, quiero recordar que el presidente lanzó una campaña para reducir el dinero que se gasta en los viajes. Pero yo me pregunto: ¿quién controla lo que gasta Tabaré Vázquez en un viaje?
Señor Presidente: No me parece pertinente comparar los viajes de un presidente con los de un legislador o funcionario público cualquiera.
Rafael Michelini: Hay algo básico en una democracia republicana: si los jerarcas y legisladores no tienen dinero para comprar whisky en el free shop, el presidente tampoco lo debe tener.
Jorge Larrañaga: Se podría llegar a una solución intermedia. Que se reduzcan los viáticos de todo el mundo, pero también los del presidente. El dinero que sobra nos lo llevamos nosotros, y así no tendríamos que conformarnos con una mísera botella de whisky etiqueta roja en lugar del pack de tres botellas de 12 años, sino que nos podríamos traer un 12 años.
Mónica Xavier: Tabaré Vázquez no necesita que nadie lo obligue a repartir nada, porque él lo hace por propia voluntad. Si no, ¿cómo se explica que durante el período pasado cada vez que se iba de viaje traía chocolates para repartir entre todos?
Ernesto Agazzi: ¿Cómo que traía chocolates? A mí nunca me dio.
Javier García: A mí, menos.
Mónica Xavier: Bueno, no sé, quizá era para los socialistas, nomás. Pero la generosidad estaba presente.
Pedro Bordaberry: El problema de fondo es la gestión. Yo propongo que el presidente gaste lo que quiera. Si trae resultados concretos, el Estado paga. Pero si no trae resultados concretos, paga de su propio propio bolsillo. Y antes de que nadie me diga nada, yo mismo, por mi propia voluntad, me voy a levantar e irme de sala por haber propuesto esta estupidez.