Lo del entrenador Mauricio Larriera pasa de ser anecdótico. Es, más bien, resultado del buen trabajo en dos planteles bien diferentes: tanto el violeta como Racing, los dos equipos que entrenó en un año futbolístico, tienen chances claras de participar en competencias internacionales. El sábado, en el inicio de la penúltima fecha del Torneo Clausura, el club del Parque Rodó obtuvo tres puntos frente a Wanderers que, combinados con la derrota de Danubio, lo hicieron volver a la Copa Sudamericana.

Con cierta calma se aproximaban los 20 minutos del primer tiempo, cuando Brian Lozano facturó el golazo de apertura. El Huevo, que demuestra clase cada vez que tiene el balón dominado, dejó a su marcador por el camino, dribling mediante, y la mandó al fondo de la red. Como si de pegar en momentos claves se tratara (y dejando sin efecto toda charla o contratáctica que su rival pudiera haber elaborado en el entretiempo), Mathías Cardacio metió el 2-0 en el arranque de la segunda mitad. Nicolás Olivera tuvo dos oportunidades claras de gol: la primera fue contenida por Leonardo Burián; a la segunda le faltaron pocos centímetros para besar la red.

Con un hombre menos tras la expulsión de Nicolás Albarracín en el segundo tiempo, al bohemio se le complicó el entramado futbolístico para atacar el arco de Martín Campaña. Naufragó entre sus pocas ideas y la solvencia de la última línea violeta. Y fue Defensor, entonado con la vuelta de su capitán, Andrés Fleurquin, y la frescura que aportó Olivera, el que pudo ampliar la diferencia.

Fueron mucho más que dos goles y una victoria: es el segundo partido consecutivo que gana el violeta, y el octavo en fila que no pierde.