El Chino Álvaro Recoba daba vueltas en la cancha junto a sus hijos, felices de la vida. Los papelitos de colores aún volaban, la hinchada coreaba “Dale campeón, dale campeón”, los jugadores saltaban en ronda con las medallas colgadas al pecho. Era el final de un partido que no tuvo final. El juego fue suspendido a falta de siete minutos por los incidentes en la tribuna Ámsterdam, protagonizados por parte de la parcialidad carbonera y la Policía. Las acciones vandálicas comenzaron con la sanción de un penal del arquero aurinegro, Pablo Migliore, sobre Cristian Tabó. Javier Bentancor, árbitro del partido, lo suspendió transitoriamente, y cuando se reanudó, Recoba pateó el penal, que fue contenido por Migliore, aunque esta acción dentro de la cancha no detuvo la lluvia de piedras y otros objetos que caían desde la Ámsterdam.

Ante este panorama, cuando iban 113 minutos de clásico, Bentancor marcó el medio de la cancha y suspendió el partido, lo que desató el festejo de los jugadores e hinchas de Nacional por el título como el mejor del año. Pero el cierre definitivo a esta historia se producirá hoy, cuando se reúna, al caer la tarde, la Comisión Disciplinaria de la Asociación Uruguaya de Fútbol (AUF). Este órgano, de acuerdo con todos los trascendidos y antecedentes, dará el partido por ganado a Nacional, que será oficialmente proclamado campeón del Uruguayo 2014-2015. Además, se presume que habrá sanciones disciplinarias para los aurinegros para la próxima temporada.

Nacional hizo (casi) todo bien para ganar en tiempo reglamentario, pero sufrió más de la cuenta. Ganaba tranquilo tras los goles de Sebastián Fernández e Iván Alonso, y dominaba juego y pelota. Pero el carbonero, lejos de un buen rendimiento y totalmente doblegado por su rival, apeló al empuje y, mediante pelotazos por arriba para buscar chances claras, levantó ese 2-0 (incluso con un jugador menos tras la expulsión de Jorge Japo Rodríguez) con dos goles de pelota quieta que metió el volante Luis Aguiar, el primero un golazo de tiro libre y el segundo un penal en la hora. Ese dramático empate forzó el alargue y estiró la agonía, porque debía haber un ganador. Recién en el segundo tiempo del alargue, Santiago Romero anotó el 3-2 definitivo, con un oportuno cabezazo después de un córner ejecutado por Recoba. Después vino el penal a Tabó, la atajada de Migliore y la historia ya sabida.

Los méritos tricolores que posibilitaron su supremacía sobre Peñarol fueron varios. No venía bien, y la chapa de candidato en un clásico no vale de nada, pero sorprendió a todos desde el arranque: Álvaro Gutiérrez mandó a sus dirigidos a presionar en el ataque. Fernández, Carlos de Pena, Leandro Barcia e Iván Alonso fueron los encargados de esa tarea. Y lo hicieron de forma notable. Robaron un montón de pelotas en la salida rival y metieron al carbonero contra su arco. Además, tanto Gonzalo Porras como Diego Arismendi jugaron a no dejar recibir a Antonio Pacheco, tarea que cumplieron de muy buena manera. El resultado: Nacional desactivó toda fortaleza de Peñarol, ya fuera la velocidad de Jonathan Urretaviscaya, el desequilibrio que aporta Marcelo Zalayeta o la inteligencia de Pacheco. Y no dudó nunca. Cada vez que los bolsos se hicieron con la guinda se fueron como humo en búsqueda del gol. A los cuatro minutos avisaron con una secuencia de cuatro o cinco tiros al arco en una misma jugada, que al final terminó en córner. La izquierda fue la zona preferida para las subidas. De una combinación entre De Pena y Alfonso Espino provino el primer tanto: centro desde esa zona, la bajan al medio con cabezazo y Fernández la toca de forma poco ortodoxa pero efectiva. El segundo fue producto de la presión. La perdió Jonathan Sandoval en la salida, pase a Barcia y Diogo Silvestre que lo baja. Alonso metió el penal y fue 2-0.

El segundo tiempo fue parecido. Los tricolores dominaron pelota y acciones, siempre lejos de su arco. Eso sí: Nacional fue más mesurado y ya no presionó tanto. No se veía por ningún lado la remontada de Peñarol, pero apareció Aguiar. De un foul cualquiera fabricó tremendo zapatazo de gol. En varias ocasiones Nacional tuvo la posibilidad de ampliar ese 2-1: hubo dos claras de Alonso, una de tiro libre y otra por encima de Migliore. No liquidó y el aurinegro encontró su premio sobre el final con el penal de Aguiar, que vino después de una falta del volante Nicolás Prieto sobre Urretaviscaya.

En el alargue Nacional también fue mejor. Jugó a abrir la cancha para hacer valer el hombre de más que tenía. El tercer gol fue al comienzo del segundo tiempo del alargue. Córner de Recoba y cabeza ganadora de Romero. Unos minutos después fue el comienzo de los hechos vergonzosos. Freezaron el juego antes de que Recoba pateara un penal con sabor a definitivo. Volvió el fútbol, pero no fue gol del Chino. Una pena por Recoba, porque el fútbol, ahora sí, no volverá a ser el mismo sin él, que ayer anunció su retiro. Se retiró con el 45º título en la historia de Nacional. Mucho de esa historia también hablará de él.