El lunes, el presidente Tabaré Vázquez presentó a la oposición una serie de proyectos de ley que planea enviar al Parlamento. Uno de ellos se refiere a las zonas francas, que pasarían a llamarse “zonas económicas especiales”. “Fue un pedido expreso del ministro de Economía y Finanzas. El señor [Danilo] Astori considera que las zonas francas son objeto de discriminación en el mundo de las actividades económicas, y el adjetivo ‘francas’ estigmatiza. Esas zonas no están por fuera de la economía. Simplemente, son diferentes; por eso pasaremos a llamarlas especiales”.
Otro de los proyectos presentados por Vázquez se refiere a la regulación del mercado de los juegos de azar. El presidente aclaró que dicho proyecto tiene como objetivo “evitar la informalidad en ese sector de la economía” y no forma parte de su campaña de combate a todo lo que sea divertido. “El combate al consumo excesivo de alcohol, tabaco y marihuana tiene como objetivo proteger la salud de los uruguayos y se basa en la evidencia científica según la cual todo lo divertido hace daño. Jugar a los tragamonedas también puede ser divertido, pero no tanto, así que no es necesario desalentar esta práctica. Lo que queremos es que los dueños de los bares paguen impuestos, nada más”. La aclaración la realizó, según él mismo explicó, para que no se repita lo ocurrido cuando vetó la despenalización del aborto y se lo acusó de intentar desestimular las prácticas sexuales. “El sexo es perjudicial porque es divertido, pero también tiene efectos saludables para el sistema cardiorrespiratorio. En el balance final es positivo. Nuestra objeción se basa en motivos estrictamente éticos”.
Si bien la mayoría de los legisladores presentes en la reunión se mostraron satisfechos con los planteos de Vázquez, el senador del Partido Independiente, Pablo Mieres, aseguró que “tienen gusto a poco”. “El presidente se queda a mitad de camino. O le declaramos la guerra a las actividades divertidas o nos resignamos a que Uruguay sea un viva la pepa”.