Eso que asomó en Florida hace dos fechas se volvió evidente el sábado de tarde en la Cuchilla: Liverpool empieza a ocupar el espacio de la mitad de la tabla hacia arriba que suele ocupar. Lo dicen los 10 puntos que acumula en el Apertura y los cinco goles que le han hecho, que le permiten disfrutar de la valla menos vencida. Pero tras el 2-1 ante Defensor Sporting en el gran partido sabatino, lo cuantitativo sólo complementa a lo cualitativo. Hay buenos nuevos nombres que se destacan cancha arriba. También se valora la estatura del rival, que entró a Belvedere en la punta pero se fue a dormir sin ella.

El lindo toque de Sebastián Rodríguez, un reaparecido que supo ser seleccionado juvenil, se sumó a las enormes condiciones para desequilibrar del aun menor Nicolás de la Cruz. Los que nos quedamos con la pobreza del Liverpool de las primeras fechas nos sorprendimos gratamente con el nuevo ritmo y la mayor capacidad ofensiva de aquel equipo que antes parecía hacer las cosas a la velocidad de un chofer de CUTCSA, de esos que esperan que los agarre la roja del semáforo ante la ira silenciosa del pasaje. La diferencia es que, en lugar de silencios forzados, la mejorada versión superó nervios y cuestionamientos tribuneros que ponían en la mira al entrenador Juan Verzeri.

La mano de un director técnico que defensivamente siempre gozó de crédito ahora se aprecia en otros aspectos. En el aporte de Gonzalo Freitas en el juego aéreo, en el desdoble de los laterales Andrés Rodales y Cristian Almeida, en la acertada apuesta por un Diego Ferreira que dominó el mediocampo y en la elección de otro juvenil de buena tarde: el central derecho Facundo Mallo. Las virtudes tardaron unos 15 minutos en notarse. Pasaron un cabezazo de Héctor Romário Acuña, un mano a mano que Brian Lozano perdió con Jorge Bava y un remate corto de Andrés Scotti. Tres anuncios de Defensor que no desembocaron en el gol, porque Ferreira levantó a Liverpool desde el medio. Sus quites habitualmente buscaron a Sebastián Rodríguez o al más adelantado De la Cruz, bien acompañado por Renato César y dueño de conexiones con un abastecido Junior Arias. Cuando éste anotó, en el minuto 21, los locatarios ya habían llegado otras dos veces.

Defensor lució impotente hasta el primer cuarto de hora del complemento. La amnesia le costó el segundo gol negriazul, un distante remate de Rodríguez que se le coló a Martín Campaña. Arias ya había coqueteado con la segunda diferencia antes del descanso. Pese al nuevo golpe locatario, el entrenador Juan Tejera había tomado una buena decisión durante el entretiempo: el ingreso del volante Diego Viera por el amonestado Martín Rabuñal. La nueva pieza regaló sacrificio, cubrió espacios y empujó a un equipo también motivado por el carácter de Scotti y de Guillermo de los Santos. Pese a que Lozano se fue apagando hasta salir, con la memoria violeta volvieron el fútbol por las bandas y el toque. Pesaron Felipe Rodríguez y Facundo Castro, que descontó en el minuto 59, tras una delicadeza habilitadora de Romário.

Pero la presión sobre Bava duró poco más y sólo forzó un remate de Mauro Arambarri. Defensor sucumbió prolijamente, aferrado al ingreso de Nicolás Olivera y Santiago Barboza y sufriendo tras las entradas de Maximiliano Cantera y Adrián Balboa, que acompañaron a De la Cruz en contragolpes desaprovechados. Como si se tratara de ganar pero sin darse lujos, como si Liverpool optara conscientemente por el perfil bajo del que quiere estar ahí sin que lo noten. Eso que le pasa al empedrado de la calle Llupes.