El Club Atlético Peñarol, actual campeón del Torneo Apertura, transita -como desde hace varios años- por aguas turbulentas. Los resultados deportivos en este nuevo siglo no han sido los mejores, puede ser. Pero los comportamientos dirigenciales del club aurinegro han sido peores, y eso muchas veces habla de cómo se maneja un equipo dentro de la cancha. Todo comunica. Las instituciones desde arriba comunican hacia abajo. Y Peñarol lo hace mal. Juan Pedro Damiani, su presidente desde 2008, toma malas decisiones, sin discutir si está bien o mal el director técnico de turno; la forma está mal, el manejo es malo, y todo eso repercute. Desde que llegó a presidir el club, primero como director institucional tras la muerte de su padre, José Pedro, en 2007, y después como presidente electo a fines de 2008, pasaron por Peñarol sin terminar su contrato Gregorio Pérez, Gustavo Matosas, Mario Saralegui, Julio Ribas, Manuel Keosseian, Gregorio Pérez otra vez, Diego Alonso, Jorge Gonçalvez y Jorge Fossati. Y pasó de nuevo; el viernes de tarde se confirmó que el riverense Pablo Javier Bengoechea no seguirá siendo el entrenador de los carboneros, dato que él mismo hizo público en conferencia de prensa y que le había sido comunicado por Juan Ahuntchaín, el gerente deportivo del club, un rato antes, cuando el Profesor llegó a Los Aromos para dirigir una práctica más. Todo muy raro, porque cuando terminó 2015 se le pidió a Ahuntchaín una evaluación del trabajo del entrenador y ésta fue positiva; además, Juan Pedro Damiani había declarado en la radio Sport 890, sobre el final del año, que Bengoechea iba a ser el técnico del Torneo Clausura y la Copa Libertadores. Como para agregarle una perla más al absurdo collar de decisiones erróneas, el día de la presentación de Bengoechea como nuevo entrenador de Peñarol, el 22 de diciembre de 2014, en la conferencia de prensa estaba toda la cúpula directriz del club; el viernes, cuando fue despedido, eran muy pocos.

Hoy hablemos de polillas

Ayer de noche se reunió el Consejo Directivo de Peñarol para concretar la decisión que seguramente estaba tomada desde hace días: el Polilla Jorge da Silva llegará por segunda vez al club. La noticia la dieron, pasadas las 22.00, Damiani, el vicepresidente, Walter Pereyra, y Ahuntchaín en conferencia de prensa. El entrenador -que comenzó su carrera en Liverpool, en 2000, pasó por la selección uruguaya de fútbol sub 20 en 2003; llegó a Defensor Sporting en 2005 y estuvo hasta 2009; pasó por Al-Nassr de Arabia Saudita en dos ocasiones (2009-2010 y 2014-2015), Godoy Cruz (2011), Banfield (2012) y Baniyas (2013-2014) de Emiratos Árabes Unidos- llega a Peñarol para gestar su segundo ciclo en el club. El período anterior había sido entre 2012 y 2013, con la consagración del último Campeonato Uruguayo para Peñarol en su palmarés -Da Silva también fue campeón con Defensor Sporting, en 2008-. El DT había llegado en 2012, también tras un cese de un entrenador por parte de Damiani: Gregorio Pérez, otro ídolo del club. Aquella vez JP tuvo “una idea muy piola” y lo despidió por teléfono después de ganar un partido por el torneo local. ¿Casualidad? No lo creo.

Da Silva firmará contrato por un año y compartirá el cuerpo técnico con Jorge, su hijo, Daniel Oddine y Pablo Placeres, el preparador físico. Además, Darío Rodríguez será parte del cuerpo técnico a pedido expreso del DT, a pesar de que en los primeros días de enero había sido confirmado -incluso por el director deportivo pedrense, Marcos Méndez- como entrenador de la Tercera y la Cuarta división de Juventud. La información que había circulado de que Guillermo Almada, actual entrenador de Barcelona de Guayaquil, estaba entre las opciones para dirigir a Peñarol suena más a cortina de humo que a dato verosímil. En ningún momento, ni desde Ecuador ni desde filas barcelonistas se confirmó la información.

Un Profe de 10

“Estoy triste, muy triste, y agradezco a los dirigentes que vinieron a dar su apoyo. Cuando llegué a cambiarme para el entrenamiento, Ahuntchaín me comunicó que no seguía. Estoy dolido con el presidente. Me trajo él, me hubiese gustado que él viniera a decirme esto. Damiani sigue siendo el presidente, yo soy una persona que trabajé 12 años en el club, estoy plenamente identificado con Peñarol y cuando me necesiten voy a estar a la orden. Cuando me llamaron vine y cuando me dijeron que me fuera me voy. Me voy con mucha tranquilidad y paz”. Ésas fueron las palabras de Bengoechea en conferencia de prensa. El profesional demostró, una vez más, la calidad de su discurso incluso ante la adversidad de los hechos y el mal momento que estaba pasando. El DT se va del club que defendió durante diez años como futbolista y un año en su faceta directriz, con dos torneos disputados y los dos ganados. Los números lo dejan bien parado, porque -casi- siempre se vuelve al primer amor: de 31 partidos a nivel oficial ganó 18, empató ocho y perdió cinco. Tras la salida del DT el ambiente en Los Aromos no era el ideal, más aun teniendo en cuenta que Peñarol tenía que entrenar para jugar el partido por el tercer y cuarto puesto de la Copa Antel el sábado. La molestia se hizo sentir por parte de los jugadores, pero hubo una actitud que se destacó, la de Marcelo Zalayeta, que se retiró de la concentración; por más que hubiera dicho que dejaría el fútbol a mitad de año, se especula con que el fin de la carrera del delantero se adelantó. Qué calidad, Marcelo.