La tarde-noche dominguera prometía mucho en el Franzini, pero quedó en esa. Ninguno se acomodó del todo y los locales rescataron un punto en el final, con algunos insultos de hinchas por el momento del equipo. Wanderers sufrió los excesivos cinco minutos adicionales de la terna arbitral.

Para Defensor Sporting este era un partido clave: la posibilidad de salir del mal momento e irse al todo por el todo. Parecía que la intensidad del primer tiempo iba a dar frutos a los dirigidos por Eduardo Acevedo, pero el juego mermó. Los violetas se pararon con un 4-3-1-2, que tuvo a Nicolás Olivera por detrás de Maximiliano Gómez y Gonzalo Bueno, aunque se abusó con los pelotazos. La más clara de todo el primer tiempo vino a los 30 minutos con un centro desde el lateral derecho, ejecutado por Matías Zunino, y un mejor cabezazo de Olivera. Burián tapó muy bien abajo, y también controló en el rebote.

La intención de los bohemios fue siempre la del juego a ras del piso. La salida desde el fondo que, incluso, buscaba al Cachorro Burián cuando no había pase, hacía que los defensores de Wanderers tuviesen que despejar ante la constante presión violeta, muy bien aplicada. Algunas salidas en falso podrían haber terminado mal para los del Prado.

El complemento tuvo otra tónica, porque ambos técnicos probaron variantes en el juego, que tuvo cambios en el sistema. Se fue de la cancha Ignacio González y su lugar fue ocupado por Matías Santos, lo que cambió el táctico a un 4-1-3-2, con Adrián Colombino por delante de los zagueros. Entre los de Acevedo salió Olivera por Romário Acuña, que obligó más al fondo visitante con su potencia.

El gol no aparecía y vino de la forma que los del Prado menos la habían buscado; tras un desborde. Rodrigo Rivero se fue por la banda izquierda, tiró el centro buscando al grandote Santiago Bellini (que no llegó), y la pelota siguió su curso en el aire. Santiago Martínez se la bajó de cabeza al Chapa Blanco, que la pudrió con un bombazo. Chapeau.

Eduardo Acevedo se la jugó con Gonzalo Carneiro y Emilio Zeballos, lo que les dio más movilidad por las bandas, pero no le salió nada. El final, y la falta de puntería bohemia en las contras, les dio un tiro más a los violetas, que se lo guardaron para lo último. Cuando se jugaba el cuarto minuto de juego de los cinco adicionales, un tiro de esquina, también con Guillermo Reyes buscando el gol, dejó una pelota sobrada en el punto penal, que empalmó con alma y vida el zaguero De los Santos.

El agónico festejo del gol violeta encontró una situación muy tensa en la tribuna local, donde algunos hinchas habían empezado a pasarse de la raya en las críticas a los jugadores. Otros hinchas en desacuerdo les salieron al cruce y así terminó el partido, entre medio de emociones fuertes.