La del sábado fue la tarde de los bombazos en la cancha liverpoolense. De arranque, apenas en el minuto 10, Nicolás de la Cruz hizo la diagonal hacia adentro y sacó un tremendo remate abajo, con gran decisión, que abrió el marcador. El local, que paró un 4-4-2, aunque con De la Cruz un poco más suelto, generó mucho juego por las bandas, tuvo muchísimas chances aunque sólo concretó dos.

River Plate está dolido, pero aparentemente las heridas están cicatrizando y su juego, de a poco, se parece más a lo que sus hinchas pretenden. A base de verticalidad, los del Prado encontraron el rápido empate, esta vez con un tremendo disparo a distancia, que se pudrió arriba, del inagotable Canguro Richard Porta. Tras la igualdad darsenera, se instaló la tónica de la tarde: de un lado, los locales atacando y castigando; del otro, el darsenero Nicola Pérez atajando. Cerca del final, Carlos Bueno tuvo dos chances inmejorables, en las que hizo todo bien y sólo falló en la definición. La del sábado no fue la tarde del delantero artiguense, que aún no anotó con la casaca negriazul. En la primera acción que tuvo en el complemento, Bueno hizo una gran maniobra personal y, con poco ángulo de tiro, sacó un zurdazo que se metió en el arco rival, aunque la acción fue invalidada por posición adelantada. Ese gol errado le dio una oportunidad a River: en la arremetida, Matías Jones sacó un zurdazo cruzado que marcó el 2-1.

Jugado al todo o nada, Liverpool agotó todos los recursos: por arriba, por abajo y de pelota quieta. Un cabezazo de Carlos Bueno terminó en las manos del arquero darsenero, un disparo de Nicolás Royón explotó el travesaño, un derechazo de De la Cruz dio contra el palo y un remate de Martín Díaz fue desviado al córner también por Nicola Pérez.

Con todo el ímpetu, los locales no pararon de intentar el empate, más aun cuando Iván Silva se fue expulsado en el darsenero. El esfuerzo tuvo su fruto para el negriazul gracias a un error de Giovanni González, que cabeceó hacia al medio y dejó servida la pelota en la medialuna. Ahí apareció con alma y vida Royón para convertir el tan merecido 2-2.