El ex recluso de la cárcel de Guantánamo refugiado en Uruguay, Jihad Diyab, continúa con su huelga de hambre seca, que implica no ingerir líquidos ni sólidos. Si bien en algún momento se había especulado con que Diyab había dejado de tomar líquidos por el pánico que habían despertado en él los comentarios sobre los potenciales peligros para la salud que significaba ingerir agua de OSE, luego se supo que este no era el verdadero motivo. “Él es un hombre que sufrió tratos inhumanos, estuvo al borde de la muerte y si bien se salvó, perdió varios años de su vida en un agujero. Por todo ello entiende que la vida es demasiado corta como para pasarla pelotudeando con los efectos tóxicos del agua de OSE”, aseguró un integrante del grupo Vigilia por Jihad Diyab. El ciudadano sirio ya anunció que no abandonará su huelga de hambre seca hasta que el gobierno no le entregue documentación sobre el acuerdo entre Estados Unidos y Uruguay por el cual fue recibido aquí. El activista consultado consideró “preocupante” la situación, ya que “con los tiempos que tiene el gobierno uruguayo para liberar la información, cuando finalmente lo hagan, no sólo él va a estar muerto: todos nosotros lo vamos a estar”. Pero en las últimas horas la situación se agravó aun más cuando las autoridades uruguayas se contactaron con la familia de Diyab para sondear la posibilidad de que viajen para reunirse con el ex preso. “Ni locos nos vamos a Uruguay. Yo lo quiero mucho [a Diyab] y me duele mucho todo lo que pasó, pero no estoy dispuesta a pasar el resto de mis días en un lugar como Uruguay”, declaró su esposa. Desde el Ministerio de Relaciones Exteriores explicaron que se seguirá intentando que los familiares de Diyab cambien su postura, pero alertaron que es “muy difícil”, ya que “se los ve muy determinados. Cuando se les habla de viajar demuestran una resistencia férrea y razonable”. “Ya dijeron que si los querían obligar a venir a Uruguay, iban a hacer una huelga de hambre hasta que el proyecto fuera abandonado. Y todos están de acuerdo, inclusive los hijos, que ya dijeron que les gustan las golosinas, pero no tanto como para arruinar sus vidas. Si la opción es tener a él solo [por Diyab] haciendo huelga de hambre, o a toda su familia, nos quedamos con lo primero”, aseguró un jerarca de cancillería.