El Note 7 es el último modelo de la línea de celulares Galaxy. Desde que fue lanzado a comienzos de agosto se denunciaron varios casos en los que la batería se incendió en forma espontánea. La semana pasada uno de estos celulares se incendió en un avión estadounidense y ayer ocurrió algo similar en un restaurante de Seúl, algo que llevó a la multinacional a suspender la producción del Note 7 y retirar todos los artefactos del mercado. Un artículo publicado en la versión digital de la revista Wired asegura que “este incidente demuestra que Samsung sigue estando muy por detrás de Apple. Los iPhone 7 que se incendiaron lo hicieron de manera mucho más elegante, con llamas de colores novedosos y humo estilizado”. Un vocero de Samsung reconoció que el Note 7 tiene “serios problemas de seguridad”, aunque aclaró que durante su desarrollo no se habían registrado incidentes que pudieran hacer sospechar los potenciales daños que podía provocar. “Solamente había explotado en manos de los niños chinos que lo fabrican. Durante las pruebas que se hicieron con personas adultas y de clase media no hubo ni un solo accidente”. Si bien las investigaciones internas de la compañía apuntan a algún error de los ingenieros que diseñaron el modelo, probablemente se tome algún tipo de represalias contra los 10.000 menores de 14 años que trabajan en las plantas ubicadas en China en las que se fabrican los celulares. “No nos olvidemos de que se trata de niños. Nosotros queremos que durante su paso por nuestra compañía no sólo reciban capacitación, sino enseñanzas para la vida, y la vida es injusta. Tienen que aprenderlo”. El vocero también declaró que los modelos serán retirados del mercado “en forma inmediata”, ya que “en Samsung no queremos poner en riesgo la vida de los seres humanos que realmente nos importan. Por lo pronto, en el restaurante podría haber muerto alguien que tiene dinero para comprar comida. Esas vidas sí nos importan”.