El estadio Mineirão de la ciudad de Belo Horizonte recibirá mañana a las 20.45 una nueva edición del clásico entre brasileños y argentinos, duelo que en esta ocasión encuentra a ambos equipos en una situación muy distinta en su camino hacia el Mundial ruso. Brasil -que volverá a jugar en el Mineirão luego de la oprobiosa goleada 7-1 que le propinó la selección alemana en las semifinales del Mundial disputado hace dos años- está primero en las Eliminatorias, posición que alcanzó tras las cuatro victorias consecutivas que logró en las últimas fechas, desde que es dirigido por Tite, quien se hizo cargo del equipo tras la destitución de Dunga a raíz de la magra gestión del scratch en la Copa América Centenario. Los argentinos, por su parte, están sextos, luego de que Chile ganara dos puntos en los escritorios por la sanción de la FIFA a Bolivia. Los dirigidos por el Patón Edgardo Bauza vienen de perder con Paraguay en Córdoba, y el clima que hay en el siempre exitista ambiente futbolístico argentino es de desánimo con esta selección, que mañana intentará ganar para dar vuelta la pisada.
Ayer llegaron a Belo Horizonte los últimos futbolistas que quedaban por hacerlo: el brasileño Neymar y los argentinos Lionel Messi y Javier Mascherano, compañeros en Barcelona, que llegaron a la sede del encuentro juntos en un avión contratado por el norteño. De tarde, cada cual entrenó con su equipo. En esos movimientos quedaron definidos los equipos que comenzarán jugando el trascendente partido.
Bauza apostará por su sistema predilecto, el 4-4-2. Traducido a nombres, estará integrado por Sergio Romero; Pablo Zabaleta, Nicolás Otamendi, Ramiro Funes Mori y Emanuel Mas; Enzo Pérez, Lucas Biglia, Javier Mascherano y Ángel Di María; Lionel Messi y Gonzalo Higuaín.
En Brasil, Tite alineará a un equipo que conserva la base que viene en ascenso en las Eliminatorias. El arquero será Allison; los zagueros, Daniel Alves, Marquinhos, Miranda y Marcelo; en la zona de volantes actuarán Paulinho, Fernandinho, Renato Augusto y Philippe Coutinho; Neymar será el enganche, y Gabriel Jesús, el único atacante neto. El ambiente en Belo Horizonte, quizá en un intento de borrar el mal momento vivido en el Mundial, es de pleno optimismo. Prácticamente están agotadas las casi 62.000 entradas puestas a la venta para el encuentro. También, para reafirmar la confianza, en las tribunas del Mineirão por primera vez se realizará un mosaico de apoyo a la selección, en el que figurarán cinco estrellas en recuerdo de los títulos mundiales obtenidos por Brasil en 1958, 1962, 1970, 1994 y 2002. Además, el lateral derecho Dani Alves lucirá en su espalda el número 4 en homenaje a Carlos Alberto, jugador recientemente fallecido que fue capitán de la selección campeona en el Mundial de 1970 disputado en México.