Cuevas, que el primer día de 2017 cumplirá 31 años, habla y la voz de su pequeña hija, que se escucha de fondo, se entrevera con sus palabras. Para la mayoría, noviembre es época de trabajo y muchos ansían empezar las vacaciones, pero Pablo no pertenece a la mayoría. Es un deportista de elite que pasa gran parte del tiempo fuera de su país y que se toma sus vacaciones en familia justo en esta época del año. Cuando en enero otros estén descansando, la mejor raqueta uruguaya de la historia ya estará jugando en el calor del cemento australiano, en busca de victorias y puntos que le permitan trepar cada vez más en el ranking ATP. “Antes de empezar el año, el objetivo era meterme entre los 20. Sin duda, fue la mejor temporada que tuve, y estoy muy contento con lo que logré”, asegura el salteño tras la finalización de su año competitivo. Dicho objetivo lo cumplió, y llegó a posicionarse en el 19º lugar de la clasificación el 15 de agosto.

Como se dijo, el que está terminando fue un año muy positivo para la carrera deportiva de Cuevas. Además de ser top 20, acumuló dos títulos en polvo de ladrillo durante la gira Sudamericana -en Río de Janeiro y San Pablo-. También llegó a dos finales, una sobre polvo de ladrillo, en la ciudad alemana de Hamburgo, y la otra sobre césped en Nottigham, Inglaterra.

Según el sitio oficial de ATP, Cuevas alcanzó 34 victorias en esta temporada y cayó derrotado en 23 oportunidades, con lo que recaudó 1.270.475 dólares en premios por su desempeño en los torneos de singles. Además, hizo su debut con victoria en los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro, de los que se despidió en segunda ronda. “El Pablo Cuevas de 2016 es sin dudas un mejor jugador”, comentó Savio. El coach resaltó varios aspectos en los que el tenista se ha superado, como el mental, el técnico-táctico, con mejores saques y devoluciones, y también el físico, que ya le permite olvidar viejas lesiones que lo mantuvieron largo tiempo fuera de las canchas.

Jugador y entrenador coinciden en que el pico de rendimiento fue el mostrado en la gira por nuestro continente, sobre polvo de ladrillo. No es extraño, porque esa es la superficie sobre la que juega con mayor comodidad. “En las semifinales [de Río de Janeiro] contra [Rafael] Nadal, Pablo jugó un partido muy intenso, en el que no era nada fácil mantener la concentración y el convencimiento en su plan de juego. Pero lo pudo llevar a cabo durante tres horas sin bajar la intensidad, teniendo en cuenta la jerarquía del rival”, recordó.

En su opinión, el aspecto mental es decisivo en este deporte, sobre todo al nivel de competencia en el que se desmpeña Cuevas. Si el jugador no está convencido y tiene muchas dudas a la hora de tomar decisiones en los momentos calientes de los partidos, su preparación no sirve de mucho. Pablo conoce esta situación. En las canchas de cemento no pudo alcanzar el máximo rendimiento, algo que atribuye a su confianza. “No arranqué bien la gira en Estados Unidos, y eso me hizo perder un poco de confianza que luego me costó recuperar”, explicó. Una de sus preocupaciones principales es seguir aumentando la agresividad en su juego. Por momentos dice haber tenido la agresividad que busca, pero no de manera tan constante como desearía. “En canchas rápidas se deben cerrar más puntos en la red, algo que de a poco Pablo viene haciendo; cada vez lo tiene que hacer más”, aseguró Savio.

Las temporadas en el tenis profesional son largas y muy demandantes. La sucesión de viajes, partidos y preparación para distintas superficies genera una carga constante en el físico y la psiquis de los protagonistas. Cuevas lo sabe y ha acumulado mucha experiencia desde su primera victoria como profesional, en 2003. El camino ha sido largo, ya que algunas lesiones importantes lo alejaron de la raqueta. Trabajar para una temporada como la que acaba de terminar implica mucho esfuerzo, dedicación y una cuota de suerte que permita permanecer sano. “Mantener al jugador estable y con la mente tranquila es lo más importante. Todos los jugadores de este nivel están sometidos a una presión y un estrés constantes. De nuestro lado, debemos hacer lo posible por alivianar esa carga y tratar de mantenerlo tranquilo para que pueda sacar lo mejor de sí”, dijo el entrenador.

Para poder tener esa estabilidad tan buscada, Cuevas está rodeado por un equipo de especialistas de diversas disciplinas. El equipo completo lo integran el coach deportivo Alberto Mancini, el preparador físico Mariano Gaute, el kinesiólogo Manuel Mago Aguerre y el psicólogo Pablo Pécora. Por supuesto, también hay que tener en cuenta a Facundo Savio, su entrenador, con quien comparte más horas que con ningún otro, “casi las 24 horas del día”, al decir de Savio. El vínculo es muy estrecho, porque ya hace varios años que trabajan juntos. Además, se conocen desde niños y todo eso ayuda para que el dúo sea productivo en las canchas. “La relación es muy natural, y la amistad trasciende lo laboral”, aseguró Savio.

De Uruguay y de América

“Busqué consolidarme entre los 20 mejores y estuve cerca de terminar la temporada entre ellos”, dijo Cuevas con respecto a sus motivaciones en los meses pasados. Su colocación final en el ranking del año fue la 22ª, y si bien este año tuvo lugar el resurgimiento del argentino Juan Martín del Potro -actualmente 38º-, el uruguayo finalizó la temporada como el mejor tenista latinoamericano del ranking. Por si esto fuera poco, Cuevas se consolidó como el compatriota con mejor ranking de la historia, tras ocupar el 19º lugar, y alcanzó a Marcelo Filippini como el que ostenta más títulos en el circuito ATP, ya que llegó a cinco. “Nunca fue algo que tuviera en la mente, no era un objetivo que tuviera por delante”, sostuvo el tenista celeste. “El objetivo siempre fue mejorar, crecer, seguir escalando en el ranking”.

“Haber sido el mejor uruguayo es una consecuencia de todas esas cosas por las que he luchado”, agregó. Pese a no haber perseguido esos logros, se muestra contento por haberlos alcanzado. Lo mismo sucede con su colocación como el mejor latinoamericano: “Está bueno, porque te habla de que no es fácil lo que vengo consiguiendo”. Llegar a ser top 20 no es fácil, pero más difícil es mantenerse y todavía más complicado es seguir subiendo. Pero Cuevas no se achica, y asegura que puede estar más arriba. No sólo lo dice, también se lo propone: “A medida que voy mejorando en el ranking, se hace más difícil subir. Estás prácticamente obligado a jugar bien en los torneos grandes. Eso es lo que pretendo hacer el año que viene”, declaró con convicción.

Pensar en 2017 es, para él, un desafío muy grande. Además, tiene algunas cuentas pendientes de esta temporada que le gustaría poder saldar. “Tenía ganas de hacer algo más en los torneos Masters 1000 sobre polvo de ladrillo y de llegar a la segunda semana de Roland Garros”, explicó al analizar lo hecho este año.

A los ojos de su entrenador, para conseguir lo que busca deberá hacer más hincapié en cosas en las que ya viene trabajando, como mejorar su servicio y devolución, y usarlos bien en diferentes momentos del partido. Enfrentarse a esos desafíos para poder sostener una buena ubicación en el ranking es lo que motivará a Pablo a trabajar en una exigente pretemporada, y a sus espectadores, a seguirlo durante el próximo año.