Fernando Amado: ¿Cómo puede ser que en un país con nuestra tradición laica tengamos como presidente de la Cámara a Gerardo Amarilla, alguien para quien los mandatos de Dios son más importantes que la Constitución?

Roberto Chiazzaro: A la República no la maneja ningún dios, a la República la manejan las autoridades electas por el pueblo.

Gerardo Amarilla: No veo qué tiene de malo seguir los mandatos de nuestro Señor cuando buscan la felicidad de los seres humanos. Anoche, mientras estaba durmiendo, Dios se me presentó y me dijo: “Gerardo, hay que aumentarles los viáticos a los diputados”.

Roberto Chiazzaro: Apa-la-la.

Fernando Amado: Bueno, a lo mejor hay que estudiar el asunto caso por caso. No todo lo que diga Dios tiene que estar en contra de la Constitución.

Gerardo Amarilla: Y el Señor me dijo también: “Gerardo, los diputados viajan poco. Si no quieres que toda la furia celestial caiga sobre ti, debes asegurarte de que cada diputado tenga por lo menos tres viajes en el año, dos de los cuales tienen que ser a lugares con playas”.

Darío Pérez: ¡Alabado sea Dios!

Fernando Amado: ¡Gloria a nuestro Señor Jesucristo!

Gerardo Amarilla: Y me dijo Dios: “Gerardo, los períodos de sesiones son muy largos. Deben comenzar en junio y terminar en setiembre. El resto de los meses los diputados deben descansar, como yo descansé después de crear el mundo”.

Víctor Semproni: ¡Aleluya!

Graciela Bianchi: ¡Aleluya!

Gerardo Amarilla: Y me dijo Dios: “Gerardo, los diputados que realmente creen en mí, los que me aman de verdad, deben donar 35% de su sueldo a la Iglesia”.

Roberto Chiazzaro: Pero… ¡esto es una afrenta inaceptable al republicanismo!

Fernando Amado: La laicidad del Estado uruguayo no se negocia.

Graciela Bianchi: Señor Amarilla, yo soy una republicana. Lo voto porque estoy en el Partido Nacional de colada y no quiero que me echen. Si no fuera por eso, no lo votaba.