¿En qué etapa de la preparación olímpica están?

Pablo Defazio (PD): -Yo me voy el 19 de marzo a Palma de Mallorca con Dominique Knüppel, para competir. El barco está yendo en un contenedor desde Miami, porque fue el que usamos en el clasificatorio para los Juegos Olímpicos; aparentemente va a llegar muy justo, el 22 de marzo. Vamos a tener unos días medio agitados sobre el final, porque el campeonato empieza el 28.

¿Llegan a competir con ese barco?

PD: -Sí, vamos a llegar justo, porque el barco llega a Barcelona y hay que tomarse un ferry para Palma.

¿Y ahí cómo entrenan?

PD: -Los días que vamos a estar allá, nada, porque no tenemos barco. Podríamos hacer algo, pero no da: hay que trasladarlo y no da para alquilar un barco para entrenar tres días, no nos va a cambiar nada. Ésa es la realidad.

¿Qué diferencias tiene ese barco con el que tienen en Montevideo?

PD: -Están armados igual, pero éste está más usado, es más viejo. Los barcos se ablandan con el uso, pierden rigidez y, por lo tanto, velocidad.

¿Después va Mariana a Francia? ¿Cómo manejan eso de, pese a ser un equipo, competir por separado?

PD: -No tenemos mucho problema con eso. Lo que sí difiere es que Dominique y Mariana tienen características distintas. Domi es más liviana y eso hace que cambie la forma de navegar: con poco viento es más fácil, con viento es más difícil. Ella tiene menos experiencia, por eso estamos metiéndole y entrenando, ahora con todas las condiciones posibles, para aggiornarla.

Mariana Foglia (MF): -La idea de que navegue ella es que el tripulante, en general, tiene más riesgo de sufrir algún accidente y quedar fuera de competencia. Más o menos cada tres campeonatos hay un barco que tiene que dejar de navegar por la lesión de algún tripulante, ya sea porque se pegan o porque les pega otro barco. Nosotros hemos visto eso a lo largo de estos años, y en un momento consideramos la posibilidad de tener a alguien más como tripulante, por cualquier cosa.

¿Qué pasaría si alguno de ustedes tuviera la desgracia de lesionarse?

MF: -Si se lesiona Pablo es más complicado: el timonel marca la cédula de identidad, la huella del barco. Si le pasa algo a él durante el campeonato no podemos seguir compitiendo.

PD: -Ése es un defecto que tiene este deporte: el que puntúa es el timonel, a pesar de que se compite en equipo. Podés cambiar un tripulante, pero si yo me lesiono, aunque podría correr otro en mi lugar, eso significaría la pérdida de los puntos si ocurre en la mitad de un campeonato.

¿Ésa va a ser la preparación en cuanto a competencias para los Juegos Olímpicos?

PD: -El plan real es ir ahora a Europa, correr estos campeonatos, cambiar el barco o preparar bien éste. No sabemos eso claramente, pero la idea es volver con un barco en buenas condiciones para cargarlo allá y que vaya directamente a Río de Janeiro. Ése es el barco que vamos a usar en los Juegos Olímpicos y para entrenar allá. Una vez que volvamos de Europa, la idea es ir tres veces a entrenar a Río, donde va a haber coach regata, que son regatas de entrenamiento en las que participamos todos los que vamos a competir en los Juegos y que estemos entrenando ahí. No siempre te juntás con otros, pero hacés un entrenamiento un día y luego se fija una regata; entrenás por la tuya y después corrés las regatas con ellos.

MF: -También estamos buscando a alguien que haga de partner. Por ahora, hay un barco de Estados Unidos que está afín y capaz que se da.

¿Qué ventaja aporta eso en la preparación?

MF: -Que vos probás cosas con otro barco y trabajás en conjunto, no es que te encontrás en el agua y cada bote entrena por la suya. Cada entrenador va a estar mirando ambos barcos, nos van a estar comparando, y la información que dan a un barco se la dan también al otro.

Nacra 17

El Nacra 17, la clase en la que competirán Pablo y Mariana, es muchas cosas. Primero que nada, es un catamarán. Pero también es una clase olímpica de navegación a vela en la que se compite de forma mixta. Su nombre viene de la compañía que los hace, Nacra Sailing International. El matrimonio Defazio-Foglia decidió comprarse un barco de ésos. Fue Mariana quien le propuso a Pablo hacer una campaña olímpica rumbo a Río de Janeiro. “¿Vos estás segura de lo que me estás diciendo?”, fue lo primero que él le contestó. Hoy están entre los 11 atletas uruguayos clasificados. Ambos serán debutantes en los Juegos Olímpicos; por su parte, el hermano de Mariana, Alejandro Foglia, es un nombre ilustre del olimpisimo uruguayo y en Río de Janeiro competirá por cuarta vez en los Juegos.

¿Dónde lo harían?

PD: -Arrancamos a hacerlo ahora en Europa para probar, y si ellos están de acuerdo y nosotros también, seguimos en Río, siempre y cuando logremos hacer coincidir las fechas.

¿Cuál sería el objetivo para los Juegos Olímpicos?

MF: -La idea es quedar entre los diez primeros, entrar en la medal race. Los primeros diez de 20.

PD: -Todos los que van a correr tienen muy buen nivel. Sabemos a qué barcos les podemos ganar. Sabemos qué podemos seguir mejorando: ése sería el objetivo más alto.

En Río está previsto que se compita en la bahía de Guanabara y también fuera, en el océano. ¿Qué condiciones los favorecerían?

PD: -En Río esa época es complicada porque hay poco viento y muchas veces hay viento dentro de la bahía pero no afuera. Sucede que te sacan a correr afuera, no se puede, corren los de adentro y entran a los demás para correr adentro. Es muy probable que pase eso.

MF: -Se habla de que el catamarán y el 49er, las clases rápidas, que son regatas cortas, van a correr solamente dentro de la bahía, no afuera, como estrategia por si afuera hay poco viento y no se puede largar la regata. Hacen correr a los barcos que terminan rápido adentro y luego traen a las otras clases, como láser y finn, así todos podemos completar las pruebas. Eso se dice por ahí. De todos modos, no se sabe si va a ser así, pese a que tiene cierta lógica.

PD: -Prefiero correr adentro. Afuera conozco, pero la verdad es que navegué afuera sólo estos últimos tiempos. Conozco, entiendo bien lo que pasa, pero es mucho más inestable.

Lo que vivieron para clasificarse para los Juegos Olímpicos fue muy intenso. ¿Cómo lo sienten ahora, a la distancia?

PD: -Ahora estamos felices de estar en Río. Es imposible no pensar en lo que viene. Yo soy un poco así: siempre estoy pensando en qué voy a hacer después. Es mi naturaleza.

MF: -Lo que pasa es que muchas veces uno se prepara para un objetivo pero no internamente para conseguirlo. Es una cosa totalmente nueva, algo de otro planeta. Yo me imaginaba el momento de la clasificación, la imagen visual cruzando la línea de la última regata, y me preguntaba cómo lo iba a vivir. Siempre, más o menos, tenía la misma respuesta: pensaba que iba a explotar de alegría. Sin embargo, cuando sucedió realmente, estuvo lejísimos de lo que yo pensé que me iba a pasar. Nos abrazamos en silencio y decíamos bajito: “Lo hicimos, lo hicimos”. Fue tan intenso todo, que la adrenalina siguió como por diez días más. Pasaban los días y se me seguía contracturando el cuerpo, que fue procesando lo sucedido mucho más lento. Y la mente, no sé, quedó ahí.

PD: -Para cualquiera, llegar a los Juegos Olímpicos es un proceso largo. Fueron casi tres años durante los cuales nos dedicamos a esto. Obviamente, esa semana todo se comprime en eso. Tenés que competir, estar a full, navegar bien, te tienen que salir las cosas, tenés que ganarles a los otros y, obviamente, lo que pasó es que cuando lográs el objetivo ya traés la mochila cargada con todo eso que hiciste antes y se te viene a la cabeza. Cuando terminamos de abrazarnos y nos remolcaban en el barco al puerto, cada uno iba de su lado para equilibrar el peso y cada uno venía en silencio pensando lo mismo: en todo lo que hiciste.

¿Qué implica preparar una campaña olímpica así en Uruguay? Porque está lo deportivo pero también una parte logística, de la que también se encargan ustedes.

PD: -Estamos acostumbrados a trabajar y encargarnos de todo. Estaría buenísimo no tener que hacerlo, pero no escapa a la realidad de otros países. Está bueno aclararlo: en vela, nuestra situación se repite en muchos casos. Algunos hacen lo mismo, pero tienen otro soporte atrás durante toda la campaña, todos organizan su logística. Pocos equipos tienen las cosas armadas y dicen que están para navegar y el entrenador les dice a dónde van y cuándo. Nosotros planificamos, hablamos con el entrenador, vemos qué podemos hacer, porque tenemos nuestras responsabilidades; pero el logro es igual para todos. Lo que se siente al clasificarse es igual para todos los deportistas.

Tras la clasificación, ¿cómo se pararon las autoridades en cuanto al apoyo?

MF: -Bien. En poco tiempo salió esa partida de dinero y ya se sabe cómo se va a distribuir [entre los tres barcos clasificados]; es buenísimo porque sabés que vas a contar con eso. No sabemos cuándo, pero sabemos que va a estar. En nuestro caso, lo malo es que cubre un tercio del presupuesto que tenemos de acá a Río. Para esos otros dos tercios estamos buscando alternativas mediante la ley del deporte y quizá lancemos otro crowdfunding para costear el equipamiento.

PD: -Hay disposición para apoyar. Obviamente, más que antes. La realidad es que hay una buena partida de dinero para la vela. Nuestro deporte implica mucho gasto en logística y en materiales y eso lo vuelve caro. Ese dinero, obviamente, no es suficiente para todos. Tenemos que seguir trabajando para intentar conseguir el resto de la financiación, que nos permita prepararnos como queremos para los Juegos.

La experiencia pasada de crowdfunding resultó exitosa.

PD: -Para nosotros fue muy buena. Se trabajó mucho para lograrlo, pero fue muy buena la respuesta y nos permitió salir a competir en campeonatos y comprar materiales, cosa que no hacíamos desde que adquirimos el barco. De 2013 a 2015 no compramos velas, no compramos nada, y necesitábamos hacerlo porque, por ejemplo, cuando cambiás las velas el barco vuela.

MF: -Recaudar fondos es importante; si tuviéramos que comprar los repuestos en Río se complicaría porque pagaríamos tres o cuatro veces más. Por eso, la idea es disponer de un dinero para comprar los repuestos en las fechas que vamos a competir a Europa, y cuando el barco se desarme para traerlo, los metemos en el mismo contenedor. La idea es ir a Río a full, lo mejor que podamos llegar, y vamos a hacer todo lo que esté a nuestro alcance para lograrlo.

Dijiste que tendrían que comprar un barco nuevo. ¿Qué quiere decir?

PD: -Tiene una explicación: el barco que tenemos es de una clase nueva que salió en 2012-2013, cuando lo compramos. El nuestro es el 46 y ahora van por el 300 y pico. A pesar de que se trata de una fábrica que tiene el monopolio y de que, en teoría, los barcos son todos iguales, eso no es así. Los barcos han tenido problemas de fabricación, estructurales, y sabemos que han ido evolucionando y que los nuevos vienen más reforzados. El otro barco que tenemos es el 147, por ahí, pero todavía no entra en la partida de los que están reforzados. O sea, anda bien pero ya tiene dos años y medio, tiene regatas, tiene viento. Pero capaz que comprás un barco nuevo y salís andando más sólo por eso.

¿El resto de los equipos compraron barcos de la última generación?

PD: -Todos han cambiado los barcos y han comprado por lo menos tres barcos desde que apareció la categoría hasta hoy; sabemos que todos los top tienen barcos de las últimas camadas. Hay que intentarlo. Para usarlo en los Juegos tendríamos que tenerlo en las fechas en que vamos a Francia, un mes y medio o menos, para poder mandarlo. Nosotros queremos liquidar esa parte cuando estemos en Europa, porque estaría bueno probarlo allá: si tenés un problema o una falla, tenés la fábrica allá y es más fácil arreglarlo. Si nosotros traemos el barco a Río y hay algún problema, se acabó.

¿Cómo compatibilizan la práctica del deporte profesional y la clasificación a los Juegos Olímpicos con su vida de pareja?

PD: -Vamos como por un tubo. Qué pregunta más difícil.

MF: -Nos costó mucho. Tropezamos pila con la misma piedra hasta aprender que arriba del barco es una cosa y afuera del agua es otra.

PD: -Uno de nuestros pilares son nuestras familias, porque viajamos juntos: tenemos una hija que cuando viajamos se queda con los abuelos o con la tía. En ese aspecto la familia es un sostén fundamental. Después nosotros, con ese pilar asegurado, fuera de lo que es navegar, hemos estado muy bien. Obviamente, podés tener algunas cosas, pero nunca un problema fuera del barco.

MF: -Lo más difícil, realmente, fue funcionar como un equipo. Es muy fácil decir, cuando nos tiramos al agua: “Bueno, yo soy Pablo, yo soy Mariana, no estamos casados, tenemos que navegar”, pero esas emociones son difíciles de sobrellevar. Cada uno lo hizo a su ritmo. Tenemos una psicóloga deportiva que nos ayuda, porque esto no es como el físico, que vos le das, le das, le das y ta, cuando lo precisás sabés que el músculo va a trabajar como vos querés. La mente es otra cosa. A mí, por ejemplo, me pasaba que cuando él me decía algo yo me lo tomaba como que me estaba rezongando, porque primero lo filtro por mis emociones y me parecen rezongos, hasta que después digo: “Ah, pero si me pidió tal cosa del barco”. Eso, que es un instante, me pasaba. Hasta que un día le dije: “¿Sabés qué? Decime lo que quieras arriba del barco, ya no me importa más nada, podés decirme lo que quieras porque no me va afectar”. Pero eso fue después de mucho tiempo. Nos matamos de risa. Estuvo bueno porque realmente nos acercamos mucho más a lo que es un trabajo en equipo.

¿Qué significa el hecho de haber clasificado juntos en relación con tus logros en otra categoría, el snipe?

PD: -Es un poco difícil de trasmitirlo. Es un proyecto nuestro, olímpico y con Mariana, en el que invertimos todo. Y la respuesta, además, es que nos gusta navegar, nos gusta competir y lo seguiremos haciendo.

MF: -Nunca trabajamos tan en serio, con tanta dedicación y tan a largo plazo. El mayor aprendizaje que te queda es saber que trabajaste, te hiciste un plan, cuando pensaste que todo se derrumbaba seguiste, después vino un derrumbe mayor, pero lo sobrepasaste. Todo eso te da una confianza interna enorme.