River fue superior a su rival y ganó por su mejor planteamiento táctico. Si bien se paró atrás, como acostumbra últimamente, es decir, con una línea de cuatro, el darsenero propuso desde un doble cinco formado por Ángel Rodríguez y Fernando Gorriarán, y, con Nicolás Schiappacasse esta vez jugando de número 10, como lanzador, impuso su ritmo para lanzar a los tres puntas fijos que tuvo. Ese escenario en la mitad de la cancha fue significativo. River le sacó la pelota a Peñarol, la administró con permanente vocación de verticalidad y generó muchas más chances de gol que su rival.

Además, fue oportuno: en su mejor momento, que fueron los últimos diez minutos de la primera parte, River sacó jugo y logró ponerse adelante tras el gol de penal de Santos, luego de que Matías Aguirregaray le hiciera una clara falta dentro del área a Schiappacasse. Pero no fue un hecho aislado. Unos minutos antes, Carlos Valdez le había sacado una pelota casi que en la línea al colombiano Taján luego de una gran tuya y mía que fabricaron Schiappacasse y Gorriarán. Incluso antes, ya Taján y Sebastián Ribas habían encontrado un par de pelotas por detrás de los defensas aurinegros.

A Peñarol -que cerró de mala manera la semana que arrancó con fiesta por la inauguración de su estadio- ayer le costó todo. Lo primero y más importante fue que no podía hacerse de la pelota. Se vio superado en la mitad de la cancha por la rapidez con la que jugó River y, para colmo de males, Nahitan Nández, el primero de los de contención, llegó tarde, cometió una infracción y jugó prácticamente todo el partido comprometido por la amarilla (e incluso podría haberse ido expulsado en otra incidencia en la que llegó a destiempo). Por otro lado, cuando el carbonero buscó opciones de ataque no estuvo fino en las definiciones. Diego Forlán, viendo que no podían vulnerar la zona defensiva darsenera, probó varias veces desde larga distancia, pero no fue eficaz, y cuando le embocó al arco encontró a Nicola Pérez muy solvente.

En las oportunidades de las variantes también ganó River, y eso que tuvo que realizar dos, por lesiones. Carrasco cambió jugador por jugador, consciente de que el funcionamiento del grupo se imponía. Taján hizo un gol, Federico Pintos no bajó el rendimiento del bueno de Gorriarán, mientras que Robert Flores trabajó bien el partido tras sustituir a Schiappacasse. En cambio, cuando Peñarol hizo variantes, más que mejorar con los ingresos, el equipo fue perdiendo pie. Fue raro ver a Federico Valverde jugar de doble cinco al lado del argentino Tomás Costa. Además, Hernán Novick fue bien marcado y no pudo incidir, al igual que Nicolás Albarracín. La más clara del carbonero fue un tiro lejano de Forlán que contuvo bien el arquero de River, quien también paró un cabezazo de Mauricio Affonso. Evidentemente, en ese continuo proceso de deterioro de los minutos finales, los de Carrasco se sintieron más a gusto. El darsenero corrió mucho, siguió presionando casi hasta el final y pudo liquidar el juego antes. Al final, de tanto ir e ir, Taján sí entendió la seña de Michael Santos -quien en por lo menos dos ocasiones anteriores quiso hacer algo similar pero el colombiano no cortaba- y abrochó la victoria.