Precedido de una enorme expectativa, esta noche a las 21.15 en el Palacio Peñarol se jugará el quinto encuentro final de la Liga Uruguaya de Básquetbol. Luego del partido del lunes que ganó Defensor Sporting, la serie quedó igualada 2-2, por lo que hoy ambos irán por ganar y quedar a un triunfo de la consagración.

No es casualidad que fusionados y macabeos lleguen iguales a este encuentro. Si se analizan todas las estadísticas, tanto individuales como colectivas, los números avalan la tremenda paridad entre los finalistas. Y así como ahora da la sensación de que es Defensor Sporting el candidato a seguir de largo -porque el hecho de ganar dos partidos al hilo siempre pesa a la hora del análisis-, no hay que olvidar que antes, en el comienzo de las finales, era Hebraica y Macabi el que tenía el viento en la camiseta y todos -nosotros incluidos- fuimos en busca de la estadística de cuántas veces un club había dado vuelta una final estando 0-2 abajo para reforzar tal punto de vista.

Nada se puede obviar, menos en un deporte de alto voltaje y siempre proclive a las rachas.

Nada se puede obviar, porque es evidente que ambos planteles trabajarán sus estrategias para hoy con base en los antecedentes recientes. Para Macabi, la idea parece clara: volver a recuperar el protagonismo de Leandro García Morales. Con miras a esto, necesita destrabar un asunto previo: liberar a Luciano Parodi de la buena marca que le está haciendo Marcos Cabot; de esta manera, el base sanducero podrá armar las ofensivas con más claridad. En ese aspecto, el resto de los mecanismos parece funcionar bien. El panameño Michael Hicks mantiene al equipo con su característico juego de romper y penetrar o con el tiro exterior; el estadounidense Rashaun Freeman, si bien ha tenido altibajos, sigue siendo el goleador de su equipo con un promedio de 19,2 puntos por encuentro. En la defensa, salvo en el primer partido, Macabi ha estado lejos de lo que puede rendir.

Sporting encontró en estas finales el goleo de Jasper Johnson, y eso le facilitó las cosas. El pivot, que tiende a jugar lejos del aro con su tiro exterior, se ha convertido en el máximo anotador de los violetas y desplazó en ese rubro a su compatriota Robert Hornsby y a Marcos Cabot, el goleador del conjunto antes de su llegada. A los de Gerardo Jauri no les ha costado esa traslación de protagonismo; todo lo contrario: esta nueva realidad ha posibilitado que Cabot se libere -de a ratos- de la necesidad de anotar, enfocando su juego en la marca personal sobre Parodi. Un dato no menor es que en estas finales Sporting ganó dos partidos casi sin contar con el aporte en ofensiva de Martín Osimani.

Volviendo a la estadística, hay una que evidencia cierto quiebre a favor de Sporting, que es el aporte desde la banca. Federico Haller, minutos más, minutos menos, está siendo fundamental en ambas pinturas, juego tras juego. Sin embargo, no hay en Macabi un revulsivo de esas características entre los suplentes. Aunque Salvador Zanotta es un respiro en la conducción de Parodi y Agustín Zuvich funciona bien en el recambio con los de abajo, ninguno tiene la influencia de Haller en el juego del fusionado.