El sábado 15 de abril de 1989 en el estadio Hillsborough, en Sheffield, Inglaterra, ocurrió lo que se conoce como la Tragedia de Hillsborough, en la que 96 hinchas murieron aplastados por una avalancha humana. Desde esa tarde y hasta ayer, la responsabilidad en el hecho recayó sobre los aficionados de Liverpool, que fueron a ver a su equipo jugar la semifinal de la Copa FA ante Nottingham Forest. Los hinchas que fallecieron aquel día eran todos de Liverpool -con edades comprendidas entre los diez y los 67 años-, y, en épocas en que el gobierno de Margaret Thatcher había empezado a actuar con mano dura ante la violencia en el deporte, ese hecho fue la gota que derramó el vaso y el desencadenante para dictar la Football Spectators Act (1989) y el Informe Taylor (1990), que generaron, entre otras cosas, la exclusión de los hooligans de los escenarios deportivos ingleses.

A partir de la nueva normativa ya no se permitió estar de pie a los hinchas en las tribunas -todos los estadios tuvieron que colocar butacas-, se prohibió la venta de bebidas alcohólicas y además se instalaron cámaras de seguridad dentro y en los alrededores de los estadios. ¿Qué generaron estas medidas? Que los clubes, para poder cumplir con los requisitos que exigía el gobierno de la dama de hierro, tuvieran que empezar a remodelar estadios, con grandes costos. La manera de solventar ese gasto se tradujo en un importante aumento del precio de las entradas, que año tras año siguieron subiendo y convirtieron a la Premier League en la liga más cara de Europa para los hinchas. Por eso, la comparación con el fútbol sudamericano y más precisamente con el uruguayo respecto de las políticas que deberían implementarse para erradicar la violencia de las canchas no parece sostenible si se toma en cuenta únicamente el argumento del “estilo inglés”, porque, como dicen en tierras británicas, “el fútbol es para los ricos”.

Nunca caminarás solo

Según se determinó ayer tras la finalización de la investigación judicial sobre el caso, la Tragedia de Hillsborough fue un “homicidio involuntario”. Según comprobó el jurado del tribunal de la ciudad de Warrington, que fue el que llevó adelante la investigación, los hinchas no fueron los culpables de lo que pasó esa tarde en la cancha de Sheffield Wednesday. Según informó ayer el diario The Guardian, David Duckenfield, comisario de policía encargado de la seguridad aquel día, no cumplió con su deber, que era “velar” por el cuidado de los que asistieron a la cancha.

La investigación demostró que Duckenfield dio la orden de abrir la puerta C del estadio un rato antes del comienzo del partido, y eso provocó el ingreso en avalancha de alrededor de 2.000 hinchas a una tribuna que ya estaba completamente llena. Ya en 2012 una comisión investigadora independiente había concluido que la Policía británica era la responsable directa de las muertes en Hillsborough. Además, según se determinó en la investigación, la responsabilidad de la tragedia también recayó en los servicios médicos y de ambulancias, que “causaron” o “contribuyeron” a que muchas vidas se perdieran por “errores” u “omisión” luego de que sucediera la avalancha. Los familiares de los fallecidos se acercaron ayer a escuchar el veredicto de los jueces, cantaron el himno de Liverpool -el tradicional You'll Never Walk Alone- y muchos futbolistas, relacionados y no tanto con Liverpool, se expresaron en las redes sociales. Uno de ellos fue el ex capitán de los reds, Steven Gerrard, quien vivió muy de cerca el episodio de Hillsborough porque en él murió un primo suyo que en ese momento tenía sólo diez años.

El lúgubre antecedente de Hillsborough fue lo que se conoció como la Tragedia de Heysel, que se había registrado cuatro años antes, el 29 de mayo de 1985. Ese día también estuvo involucrado Liverpool, que disputaba la final de la Copa de Europa -antigua denominación de la actual Champions League- ante Juventus de Italia en el estadio de Heysel, en Bruselas, Bélgica. Al igual que en Hillsborough, una avalancha humana fue la causante de la muerte de 39 personas -32 italianos hinchas de la Juve, cuatro belgas, dos franceses y un británico-. En Bruselas la responsabilidad por los hechos sí recayó sobre los hinchas del Liverpool, que fueron los causantes de la avalancha y de que su club dejara de participar en competiciones europeas durante diez años tras un castigo impuesto por la UEFA. Además, los otros clubes ingleses también sufrieron la pena de la entidad rectora del fútbol europeo y estuvieron cinco años sin participar en los torneos continentales europeos.