La clasificación de Nacional a cuartos de final de la Libertadores es tan trascendente como la forma en que la logró. Empató y debió haber ganado de visitante ante el enorme Corinthians, al que dejó afuera en su propio estadio. El younguense Esteban Conde fue determinante en su arco, y el resto de sus compañeros hicieron un partidazo que genera ilusión.

¿Cuántas veces te puede pasar esto? Menos de 5 minutos, un ataque chuminga con un centro a la luna de Nicolás López. Tanto demora la vuelta del módulo lunar, tanto demoran los alienígenas defensas corinthianos, que cabeceó primero Kevin Ramírez; Leandro Barcia que estaba más o menos en la sede de River Plate de Florida, el club de donde salió, llegó, la peleó y casi superó a Cássio, que dio rebote, y el Diente López, que como Patoruzú levantó el centro, llegó para mandarla a guardar. Soñado. Así jugó por diez minutos, porque a los 15 hubo una doble derrapada en el área, cayeron los dos centrales y Lucca, solo solito, empató para Corinthians.La postura de Nacional, que presionó palmo a palmo en campo rival, dejaba la impresión, amasaba la idea, de que jugando en ese de igual a igual la contienda estaba linda para los de Munúa, aun con el contrapeso de un estadio en contra. Los corinthianos tuvieron un par de geniales progresiones ofensivas, pero Munúa paró una buena defensa, ya sea por la forma de doblar a los delanteros o la eficacia de su propio arquero, Conde, que salvó un inmenso mano a mano con Lucca.

No dieron descanso ni espacio los paulistas en el segundo tiempo, y se sabe que no es changa cuando un equipo debe soportar un asedio sistemático y calificado -si no, pregúntenselo a los de Atlético de Madrid-, pero también se sabe que equipo más o menos bien parado podrá tener alguna chance de contra, y si es uruguayo, ni hablemos. Y entonces, corre que te corre por la izquierda, se la armaron para que recortara y rematara Sebastián Fernández; un rebote de Cássio y a lo bagual entró el Colo Romero y puso el 2-1. Un respiro y dale que va, otra vez a aguantar. A los 20 del complemento, Coco Conde realizó un ejercicio de defensa que rozó la perfección y salvó dos veces su arco -aunque su segunda atajada sólo valió para asombrarnos porque el paulista estaba inhabilitado-, y volvió a generar la idea de inexpugnable.

Por si algo faltaba, un impensado penal de Diego Polenta motivó una nueva y excepcional atajada de Conde sobre el remate de André, y entonces el éxito, en todo sentido, empezó a estar más cerca.

Cuando ya estaba todo casi cocinado, Pitana cobró otro penal a Polenta -esta vez pareció desacertado- y ahí sí, Marquinhos Gabriel puso el 2-2 final.

El empate con goles de visitante les dio la clasificación a los bolsos, que siguen con su sólida andadura por esta Libertadores.