Perder no siempre es frustrante o desesperanzador. Es el caso de los patas blancas, que ayer en Santa Cruz de la Sierra plasmaron su debut internacional por la Copa Sudamericana perdiendo 1- 0 con el Blooming local, pero ganaron en cuanto a presencia y proyección de futuro. Fue lindo de ver, un equipo sin complejos ni posturas afectadas, y si bien su falta de experiencia le hizo quedarse atrás en algunas situaciones, dio siempre con la talla de representante internacional uruguayo.
Arrancó bárbaro el equipo de Leo Rocco, dispuesto, seguro, enchufado, como si a pesar de la escasez absoluta de partidos internacionales -en sus 99 años de vida, es la primera vez que Plaza juega un partido internacional por los puntos- hubiesen adquirido experiencia y solidez por correspondencia, por haber visto decenas de partidos televisados por Fox, en la sede, en Los Farolitos, en la pizzería Candela. Estaba bárbaro este renovadísimo equipo pueblerino que asombró a la competición interna.
Y casi a los 20 minutos pasó lo que no queríamos, lo que podía cambiar, más que el partido, el estado de ánimo de Plaza: llegó el gol de Blooming. Fue una pelota filtrada por el internacional Joselito Vaca; sobre la banda derecha llegó el argentino que mandó el pase de gol para que el brasileño João Paulo la mandara a guardar.
Increíblemente, no pasó nada. Plaza ni se inmutó y siguió jugando como si estuviese en el Suppici, y, a pesar de que el elenco local pareció sentirse cómodo con la ventaja, los colonienses siguieron con dinámica paciencia buscando encauzar el partido.
Siguió en la misma Plaza, pero más liso y más vertical en el segundo tiempo, en el que de arranque, nomás, estuvo a nada de empatar, abriendo la cancha por la derecha con Alejandro Furia, que mandó un centro de gol al que no pudieron llegar ni Ezequías Redín ni Gonzalo Malán. A los 19 de la segunda parte, un error arbitral privó a los colonienses del empate, cuando Facundo Waller, habilitado, mandaba la globa al fondo de las piolas. Ya con Mariano Bogliacino en el campo, el albiverde no cejó en su esfuerzo por llegar al empate, que al final no llegó.
Pero la derrota en este caso no significó frustración vista desde el lado de los colonienses, que somos nosotros, los uruguayos futboleros, a quienes nos quedó una grata sensación al ver a aquel equipo tan humilde como inexperiente vistiéndose de protagonista. En el Suppici se define todo, y está lindo para un nuevo puede ser.