El partido que ganó Danubio 3-0 a los patas blancas colonienses le permitió conservar la punta en la tabla de posiciones, que había perdido transitoriamente el sábado a manos de Liverpool.

Los franjeados que dirige Leonardo Ramos ya confirmaron que serán protagonistas del Uruguayo y son serios candidatos a ser campeones, como lo fueron en 2014, de la mano de este mismo entrenador. Ayer, con contundencia y buen juego, el Danu le ganó a Plaza con muchos merecimientos, con una interesantísima participación de sus laterales -Lucas Olaza y Agustín Peña-, de Nacho González en el medio de la cancha y del goleador y capitán -sin goles en esta ocasión- Juan Manuel Olivera, que cuando no los hace, los da. Fue genial lo del Flaco.

Plaza no se encontró en el partido y a medida que fueron pasando los minutos se desdibujó cada vez más. Además, no tuvo suerte: a los 10 minutos se lesionó el sanducero Gabriel Leyes, una de sus principales cartas ofensivas. Para peor, sobre el final del primer tiempo se fue expulsado el neohelvético Gonzalo Malán, por lo que en 45 minutos el técnico Leonel Rocco se quedó sin sus dos delanteros titulares y con un panorama complicado por la derrota parcial en ese momento.

Fue clarísima la victoria danubiana. Además de los tres muy buenos goles que hizo, generó muchas chances de gol, pero se encontró o con el travesaño o con las manos de Kevin Dawson o con alguna pierna pata blanca. El primero llegó mediante una gran jugada personal de Nachito González, que definió contra el palo derecho de Dawson. Los colonienses -que sufieron varias bajas con respecto al Torneo Clausura que lograron hace unos meses, lo que menguó notoriamente su potencial- no pudieron acomodarse en la cancha de manera tal de poder neutralizar a Danubio, y la pasaron mal a pesar de que tuvieron algún avance como para coquetear con el gol, sobre todo en el primer tiempo. En la segunda etapa se pudo ver a un Danubio fortísimo en defensa y con transiciones entre el medio y el ataque muy veloces. Olivera bajó pelotas, pivoteó bien y le dejó servida una pelota al borde del área a Emiliano Ghan, que sacó un zapatazo bárbaro y la clavó en el ángulo para poner el tercer gol danubiano. Antes, el volante olimareño Jorge Graví había puesto el 2-0, sobre los 4 minutos del complemento: la trepada por la izquierda de Olaza y el centro preciso se llevan 50% del gol; el otro 50% es del autor, que metió una magnífica pirueta y salió a festejarlo con un bailecito cerca del sector del banderín del córner, para luego saludar a su entrenador con un puñito.

Con el triunfo casi asegurado, la franja se floreó y Ramos comenzó a hacer variantes para darle aire a un equipo que se fortalece a medida que pasan las fechas y que visitará en la próxima a Racing en Sayago. Cada partido es una historia diferente, y Danubio -como todos los demás excepto Peñarol y Nacional- realmente juega en todas las canchas, lo que hace aun más meritorio este momento de los de la Curva de Maroñas. Plaza también tendrá un duro escollo el sábado, porque recibirá en el Suppici a Peñarol.