La agencia Efe divulgó ayer que el presidente Tabaré Vázquez viajará en octubre a China para participar en la cumbre China-Lac 2016, dedicada a promover el comercio entre el gigante asiático y Latinoamérica. El principal objetivo del gobierno es promover a Uruguay como destino de inversiones, algo para lo que ya se está preparando una estrategia. “Queremos que la construcción de la nueva planta de UPM en Tacuarembó empiece antes de que el presidente vaya a China, para que los chinos vean que los uruguayos vamos en serio cuando se trata de recibir inversiones millonarias, y que todo el tema del impacto ambiental nos preocupa pero tampoco tanto”, aseguró un funcionario de Presidencia de la República. Pero el principal argumento que utilizará Vázquez para convencer a los empresarios chinos de que se instalen en Uruguay está relacionado con la confianza que inspira el país en materia política. Un allegado al mandatario aseguró: “Tabaré planea dejar bien en claro que el ciclo progresista, con todos sus avances en materia de respeto por los derechos de los trabajadores, llegó a su fin. En 2020 vuelve la derecha y se acaban los gremios, que obviamente son los grandes responsables de que las empresas textiles chinas no se instalen en nuestro país”, aseguró la fuente consultada. Una legisladora oficialista que apoya la estrategia del gobierno opinó, por su parte, que el mensaje del mandatario al empresariado chino “es más que convincente, ya que hasta ahora él mismo es quien está trabajando para que los blancos y los colorados vuelvan al poder. Si dentro de un par de años la oposición sigue actuando de manera tan lamentable como en las últimas décadas y el Frente no baja en las encuestas, alcanza con meter a Raúl Sendic como ministro de Economía y Finanzas y poner a María Julia Muñoz a redactar los discursos oficiales. Ahí seguro que [Luis] Lacalle Pou llega a la presidencia y pone a Ignacio de Posadas al frente del Ministerio de Trabajo. Con eso vamos a ser más competitivos que Malasia”.