Hace pocos días la Confederación Sudamericana de Fútbol (Conmebol) dio a conocer las fechas para las competencias sudamericanas de selecciones femeninas a disputarse, todas, en el primer tercio de 2018.

La programación tiene varios aspectos discutibles, muy polémicos. Para empezar, es objetable la propia acumulación en el tiempo que se impone. Las diez federaciones sudamericanas sufrirán, de una forma o de otra, esas preparaciones casi paralelas o las harán en forma no recomendable.

Del 10 al 28 de enero, en Ecuador, se disputará el Sudamericano sub 20 que otorgará dos cupos al Mundial que se hará en Francia, en agosto del año que viene. Es obvio señalar que se está a menos de dos meses de esta competición y, por lo tanto, es imprescindible acelerar la preparación de ese equipo celeste apuntando al mayor poderío posible.

El Sudamericano Sub 17 se llevará a cabo del 7 al 24 de marzo en Argentina. El certamen dará dos boletos a la Copa Mundial a llevarse a cabo en Uruguay en noviembre de 2018. La selección celeste, a pesar de tener la participación asegurada en el torneo ecuménico, jugará el Sudamericano, algo que le vendrá muy bien como ensayo general para el Mundial.

Por otra parte, la selección mayor competirá del 4 al 22 de abril en la Copa América de Chile. Este torneo se disputa cada cuatro años y da múltiples premios. Este aspecto es altamente negativo porque no propende, no favorece el desarrollo del fútbol femenino sudamericano, al seguir con un torneo cada cuatro años en vez de sumar al menos otra competición –equivalente a la Copa América en la modalidad masculina– que se dispute uno o dos años después o antes de la eliminatoria mundialista. Se podría hacer en una la clasificatoria mundialista y en otra las clasificatorias olímpica y panamericana u otra combinación de las tres competiciones.

Lo planteado por la Conmebol es que el campeón y vicecampeón de este Sudamericano mayor se clasificarán al Mundial de Francia que comenzará recién el 7 de junio de 2019, por lo que es extraña e inconveniente la anticipación con que se hará la clasificatoria sudamericana, de un año y dos meses. El tercero jugará un repechaje frente a un representante de la CONCACAF.

A su vez, habrá un cupo y medio para los Juegos Olímpicos de Tokio 2020 y tres plazas para los Juegos Panamericanos de Lima 2019.

La Asociación Uruguaya de Fútbol no ha difundido el plan de entrenamientos elegido para atender a tres torneos casi superpuestos.