En lo que va del año, los estudiantes de Formación Profesional Básica en Audiovisual de la UTU de Villa García se presentaron a cuanto concurso pudieron, con resultados sorprendentes. Tal vez el más importante de ellos es la invitación a la edición 2017 de Concausa, una iniciativa de América Solidaria, la Comisión Económica para América Latina y el Caribe y UNICEF, que busca difundir propuestas de innovación social de los jóvenes, basándose en los objetivos de desarrollo sostenible de la agenda 2030 de la Organización de las Naciones Unidas. De 341 grupos que presentaron su idea, el de la UTU ganó con su proyecto de vida sustentable, que implica dos talleres: el primero sobre muebles y objetos sustentables y el segundo de alimentación saludable, ambos acompañados de tutoriales audiovisuales para poder difundir en las redes.
Fernanda Pampillón (16 años), Verónica Cuello (18 años) y Daniela Ledesma (17 años) fueron elegidas por sus compañeros para viajar desde el 25 de noviembre hasta el 1º de diciembre a Santiago de Chile, junto con la profesora del Taller Audiovisual Sofía Rapa para compartir con los otros 17 grupos de jóvenes latinoamericanos su experiencia en el proyecto. Desde Uruguay viajarán junto al grupo de la parroquia de El Pinar, Canelones.
Andrea Rodríguez ni siquiera estaba entre los posibles viajeros porque se pasaba de la edad máxima, pero fue la primera en emocionarse cuando se enteraron de la noticia: “Me pone feliz porque son muchos grupos. Estoy segura de que algo vamos a ganar; creo que es un logro entre todos los compañeros y muestra que todos hicimos las cosas bien”, comentó a la diaria.
En el taller de muebles los estudiantes, que tienen entre 16 y 24 años, decidieron construir cunas de cartón y donarlas a la guardería de Karina, una vecina del barrio que sostiene la institución durante la mañana y la tarde, y que fue a su vez protagonista del corto documental que realizaron en la primera parte del año. Según Daniela, “este primer taller estuvo bueno porque no sólo aprendimos a hacer cunas, sino que podíamos ayudar a otras madres que no tienen presupuesto para comprarlas”. En el segundo taller, de alimentación, decidieron hacer pan de maíz, “porque es saludable y económico”, comentó Fernanda. Contaron con la colaboración de los estudiantes de panadería de la UTU. El grupo planea continuar con los talleres y realizar otros sobre huertas orgánicas y casas sustentables.
Un proyecto se fue enganchando con otro, y así el grupo de Villa García no paró de producir en todo el año. Recibieron una mención en el Concurso Nacional de Cortos 1 Minuto 1 Derecho y participaron en el proyecto Quijotes y Quijotas, de la Universidad de la República y el Ministerio del Interior, que buscaba rescatar el testimonio de vida de personajes de la comunidad identificados con la misión quijotesca de emprender acciones a favor de una buena causa. La forma de trabajo, por medio de proyectos, es clave para mantener la motivación del grupo y evitar la deserción, aseguró Rapa a la diaria. Ahora el grupo está trabajando en el segundo corto del año, una historia sobre el amor y la violencia doméstica, que escribieron, produjeron, están grabando y editarán antes de fin de año.
Hecho en casa
“Yo no puedo hacer claqueta, soy actriz ahora”, aseguró Daniela a sus compañeros mientras caminaba por un pasillo entre dos casas del barrio. La protagonista del corto de ficción Quiero tu mirada se preparaba para su escena con Matías, un compañero y colega intérprete. Un sistema para hacer travelling, hecho con caños de PVC y una tabla de dibujo, sostenía el trípode y la cámara. Mientras, la atenta mirada de Fernanda, directora de esta escena, armaba el plano y Andrea sostenía la jirafa de audio con la ayuda de su hija Maite, de dos años, que no se resistió a participar cuando vio que la escena se grababa en la puerta de su casa.
“¿Cámara? Anda, ¿claqueta?, acción”, dijo Magalí, y la producción audiovisual empezó a rodar bajo la mirada de la profesora, que vigilaba casi sin intervenir, porque no era necesario. Los estudiantes tenían todo bajo control: planes de rodaje que mostraban el orden de las escenas, otras tablas con vestuario para evitar errores de continuidad; todo tenía la seriedad de un corto profesional, y la mezcla de quien se va divirtiendo y aprendiendo sobre la marcha. Pensaron varios temas y por votación se fueron eliminando algunos; después hicieron varias storylines y las unieron para crear una historia que les gustara a todos. Con eso escribieron el guion literario y el guion técnico, y organizaron las escenas en un plan de rodaje de dos semanas; luego editarán el material y esperan llegar al plazo del 18 de noviembre para poder presentar el trabajo en una exposición que hace la UTU. Para los estudiantes hacer cortos en su barrio “está muy bueno” y muestra “la propia realidad”. Que al hacerlos puedan ayudar a otros vecinos es un factor más que positivo, aseguraron después de terminar el rodaje del viernes y volver al edificio de la UTU, a unas dos cuadras de distancia. El grupo está cursando el trayecto dos, que equivale al segundo año de educación media. Muchos de ellos no habían elegido Audiovisual como su primera opción de taller; de hecho, más de uno terminó en esta orientación “porque era la única que tenía cupos”.
No está lejos
La parroquia de El Pinar, en Canelones, también viajará a Chile, con su proyecto Cerrando Brechas. El objetivo de los jóvenes es trabajar para disminuir la diferencia entre el sur y el norte del balneario, separados por la avenida Giannattasio. En ambos lugares convocan a actividades de integración, como juegos y meriendas compartidas, con el fin de incentivar la participación en la Colonia de Verano que se realiza anualmente, durante una semana, desde 2011, y que recibe a más de 100 niños. Con este proyecto buscan “reducir la separación y los prejuicios causados por los estados económicos, mediante el conocimiento recíproco, la generación de vínculos de confianza y el desarrollo de empatía”, aseguran en su video de postulación.