Esta versión del equipo de Martín Lasarte va tomando forma. Sebastián Rodríguez, volcado hacia la izquierda en un esquema de 4-3-3, es el termómetro del equipo y cumple una función fundamental que hace que este sea otro cuando él no está encendido. Esa tarea es acompañada por Diego Arismendi, que ubica la referencia en el centro del campo y es una vía de escape que tienen sus compañeros cuando el juego debe volver a empezar. También Matías Zunino, por la derecha, ha encontrado un rol interesante en el equipo, con mucha marca y subidas peligrosas.

Justamente por la derecha Nacional volcó su juego en la primera parte del encuentro. Jorge Fucile tomaba las riendas y se iba, y, casi siempre, conectaba con Tabaré Viudez, que buscaba espacios en el área o intentaba la personal. Fénix estaba muy metido atrás en esa fase inicial del partido. Nathaniel Revetria, nuevo director técnico de los capurrenses, alineó un 3-4-1-2, pero rápidamente tenía a cinco hombres en el fondo.

En 15 minutos Nacional llegó con peligro, y un remate de Sebastián Rodríguez fue sacado en la línea. Después el equipo cayó en un pozo y el partido cambió. En esos minutos, además, una dura entrada de Raúl Ferro, con la plancha sobre Zunino, mereció la expulsión, pero el árbitro Daniel Rodríguez entendió que era para amarilla.

Cerca del final, hubo otra arremetida de Viudez por la derecha, y la pelota se fue al córner. El centro fue enviado por Sebastián Rodríguez, Diego Arismendi ganó de cabeza, y la pelota quedó boyando en el área. Sin marca, con un bombazo terrible, Polenta la calzó de lleno e infló las redes, generando otra sensación de cara al segundo tiempo, que fue bastante discreto.

Nacional mantuvo el balón, pero viarios contragolpes de Fénix podrían haberlo hecho tambalear, aunque eso no sucedió porque estuvieron mal ejecutados. Las chances más claras fueron de Viudez. Un tiro libre que Darío Denis alcanzó a desviar con el paso justo y un manotazo, y con un remate desde afuera, que el arquero tapó en dos tiempos. Lasarte sumó peso ofensivo, con Diego Coelho y Gonzalo Bueno, pero prácticamente no tuvieron chance de ofender el arco rival.

No sin algo de angustia, se fue el partido, que para Nacional valió mucho.