Enfrentando como visitante a un rival exigente, Nacional logró superar la prueba y se mantiene expectante en su pelea por quedarse con la Tabla Anual, única vía por la que podría acceder a la definición del Campeonato Uruguayo. En lo previo y teniendo en cuenta la victoria que había obtenido Peñarol el sábado, el margen de error para los tricolores era escaso, pero el equipo de Martín Lasarte logró abrochar una importante victoria que le permite no quedar relegado en la pelea.

La efectividad de Nacional fue clave para la victoria en el Parque Viera sobre Wanderers. El tricolor pegó en la red adversaria en momentos importantes y de este modo fue edificando el triunfo. Tuvo la virtud de no desesperarse cuando no tuvo la pelota y de encontrar los huecos para castigar. Wanderers tuvo la pelota y manejó los hilos durante buena parte del partido, pero aun así no pudo poner en aprietos a su rival sino hasta los minutos finales.

Con las acciones de juego quedaba en evidencia lo que intentaba cada uno en los primeros minutos. En un partido de mucho análisis, en el que se enfrentaban dos entrenadores muy detallistas, el equipo bohemio se animó a mover la guinda y a buscar constantemente llegar por la derecha, con la velocidad de Rodrigo Rivero y, por momentos, con algunas arremetidas del Chapita Sergio Blanco. Un buen manejo del balón hizo que, con el paso de los minutos, el equipo del floridense Jorge Giordano comenzara a sentirse cómodo en la cancha, aunque no tuvo profundidad sobre el arco rival.

El entrenador local alineó a su equipo con un esquema de 4-1-3-2, con Adrián Colombino por delante de la línea del fondo e Ignacio González como válvula de escape cuando el hueco no aparecía. Hasta ahí hubo entusiasmo. Martín Lasarte se inclinó por un 4-3-3 que en varias acciones tuvo a Tabaré Viudez bajando a buscar el balón para habilitar a sus compañeros. Aun así, el tricolor fallaba en las transiciones del juego, acciones que eran aprovechadas de contragolpe por el bohemio. Pero todo sin peligro. En el momento en que el juego se inclinaba hacia el local, Nacional encontró la ventaja y alborotó el avispero. Esta vez el que bajó a buscar la pelota fue Rodrigo Aguirre, quien después de una linda arremetida le metió un precioso pase a Matías Zunino, que entró al área en posición de nueve y definió bien.

A partir de ese momento el partido se encendió. Wanderers verticalizó su juego y no tardó en empatar. Rodrigo Castro mandó un buen centro desde la derecha y, por el medio, apareció Nacho González, que con un buen anticipo marcó de cabeza la igualdad. Pero el golpe del empate duró poco: casi enseguida, Nacional se puso nuevamente arriba en el marcador. En un quede defensivo de los bohemios, luego de un buen centro de Viudez apareció Sebastián Papelito Fernández en la zona del chocolate, suelto, sin marcas, y castigó para irse 2-1 al descanso.

En el complemento la tónica fue similar a la de la primera parte. Wanderers se fue masticando la bronca por tener la pelota pero no poder concretar, y salió con más profundidad a enfrentar a su rival. Pero un rápido gol de Diego Polenta, con un remate duro al ángulo, luego de un rebote a la salida de un córner, cambió el panorama y el partido cambió: se transformó en un juego de ajedrez en el que movían las piezas los directores técnicos. Jorge Giordano sumó hombres en ataque, sin descuidar su fondo; Martín Lasarte tomó las precauciones del caso pero también atendió que su equipo iba a tener más espacios para liquidar de contra. Wanderers quedó con un 3-1-3- 3, que no pudo acomodar tanto su juego como en el primer tiempo, y el partido cayó en un pozo.

Cerca del final, con más alma que juego, Wanderers encontró su merecido premio con un cocazo de Emanuel Gularte, lo que le dio una vida más para empatar. Nacional se acomodó en el fondo, cerró líneas, renegó de la posibilidad de ir por el contragolpe, y podría haberlo pagado caro si no hubiera sido por la ineficacia bohemia. Con sufrimiento, el equipo de Lasarte ganó y sumó puntos importantes para seguir soñando con el bicampeonato.