“Cuando uno es el presidente del país más poderoso del globo terráqueo, tiene que actuar para defender a los países más débiles”, habría dicho Donald Trump en el caso de que pudiera completar una frase con sujeto, verbo y predicado. Es así que dispuso que Estados Unidos mude su embajada en Israel de la ciudad de Tel Aviv a Jerusalén. “No es justo que 193 países le digan a otro lo que debe hacer, eso es bullying”, dijo en referencia a la resolución de la Organización de las Naciones Unidas contraria a que haya embajadas diplomáticas en Jerusalén, ya que se considera que es la capital de dos estados.
Pero ahora Trump fue a más: mudará la embajada que su país tiene en Inglaterra a las islas Malvinas. “Esa isla monárquica e indefensa, que, como Israel, apenas tiene un ejército pequeño y desactualizado, merece que América diga firmemente que apoya sus reclamos contra un país gigante como Argentina”, dijo Donald, que luego sentenció: “Los poderosos, como Argentina y Palestina, deben saber que el abuso no va más. Que Dios nos acompañe a terminar con la injusticia”.