Lo del viento fue insufrible. Por momentos, hizo parecer una bolsa de plástico a la pelota. Volaba, sin sentido, de acá para allá. En algunos casos, incluso cuando iba al ras del suelo el viento marcó el destino de la globa. Con ese panorama, Defensor Sporting logró sacar un valioso triunfo 1-0 sobre Rampla Juniors gracias al gol que convirtió Mathías Suárez a los 82 minutos.

El único gol del partido en el Franzini llegó en un momento en el que parecía que el 0-0 sería el resultado final. Ambos equipos habían adoptado la misma postura: defendieron todo lo posible cuando el viento estaba en contra -o sea, defendiendo el arco que da a la avenida Julio Herrera y Reissig, cosa que le tocó a Rampla en el primer tiempo y a la viola en el complemento- y se pararon bien adelante para presionar cuando el viento soplaba a favor. Tanto uno como otro frente llevaron a un desgaste físico importante. Y así, cansados, parecía difícil divisar por dónde podría venir un gol. Pero vino: Matías Cabrera habilitó al sanducero Maximiliano Gómez, el delantero dejó correr la pelota, y Mathías Suárez, que venía como una flecha, definió notable ante la salida del arquero rojiverde Rodrigo Odriozola.

Al picapiedra le faltó conexión entre defensa y ataque. Al trabajo en la mitad de la cancha de los Nicolás, Rocha y Prieto, le faltó el último pase para los delanteros Santiago González y Alex Silva. Hubo méritos violetas: Eduardo Acevedo diseñó un dispositivo defensivo con tres en el fondo, que pasaban a ser cinco cuando Rampla atacaba. Guillermo de los Santos, Gonzalo Maulella y Emiliano Álvarez fueron los tres de atrás, siempre acompañados por los laterales volantes, el Zorrito Suárez y Matías Zunino. Como si fuera poco, Mathías Cardacio y Claudio Polaco Rivero conformaron un doble cinco con mucha recuperación.

Tampoco es que Defensor haya sido una máquina de generar jugadas. Gómez fue un atacante prácticamente solitario y, salvo por el juego ordenado de Cabrera, la viola no generó una sensación clara de superioridad. Una curiosidad: ambos equipos contaron con numerosos tiros de esquina a favor, en la mayoría de los casos imposibles de ejecutar con precisión.

Para redondear el monótono comentario, que da vuelta con el viento, vale agregar que en el segundo tiempo varias ramas volaron hacia la cancha y hubo conversaciones para suspender el partido, pero el árbitro, Gustavo Tejera, decidió continuar. Azarosa medida que, sin proponérselo, también posibilitó el resultado final favorable a los violetas.