Carboneros y rojiverdes no se sacaron diferencias ayer de noche en el encuentro que cerró la fecha en el estadio Campeón del Siglo. El partido terminó 0-0, resultado justo y que refleja un partido muy mal jugado y con pocas, casi nulas chances de gol. Las más claras fueron para Boston River, que casi lo gana en el final tras un pase fallido de Gastón Guruceaga, que terminó lesionado y será evaluado en estas horas para saber si podrá jugar el próximo partido con Wanderers.

El primer tiempo fue muy malo, sobre todo del lado de los carboneros, que no repitieron la intensidad y los ratos de buen juego que habían demostrado, por momentos, en la victoria ante El Tanque Sisley y en el empate con Liverpool en Belvedere. Sin chances en ofensiva, Lucas Cavallini y Gastón Rodríguez poco pudieron hacer para generar algo de peligro en el arco del Gallego Adrián Berbia.

Sin un futbolista que arme una jugada y le aporte algo de claridad al juego, Peñarol terminó siendo un cúmulo de errores desde la mitad de la cancha hacia adelante. Sin Nahitan Nández por la derecha en el equipo -pagó un partido de suspensión por la tarjeta roja que vio la semana pasada- y sin Marcel Novick como volante central -el Vikingo por momentos es el alma del equipo, y eso ya es mucho decir-, los dirigidos por Leo Ramos se vieron obligados a tratar de llegar con algún pelotazo aislado y las subidas por los laterales de Lucas Hernández y Hernán Petryk. Ángel Rodríguez no estaba claro en la mitad de la cancha, y Guzmán Pereira, uno de los mejores de este plantel, tampoco estaba muy ordenado.

Sin ser mucho más, Boston River atacó con peligro, sobre todo con las llegadas del Mosquito Sebastián Sosa y las arremetidas de Diego Gurri. Este equipo dirigido por el Turco Alejandro Apud, con sólo seis meses en Primera División, demuestra que, a pesar de ser un rejunte de jugadores, tiene una estructura de juego clara. Por algo, en menos de diez días debutará en la Copa Sudamericana, en un hecho histórico para el club.

La más clara de la primera etapa -la única, en verdad- fue de Boston River. Bruno Foliados apareció por el sector derecho, le tiró un precioso sombrero al paraguayo Iván Villalba y remató con efecto al palo derecho del artiguense Guruceaga, el capitán aurinegro. Pudo ser el 1-0 sobre el final del primer tiempo: Foliados se jugó la personal y estuvo bárbaro -podría haber sido un golazo-, pero la bola se fue desviada. Por el centro del área aparecía solo Sosa, que perfectamente podría haber convertido ese gol y haberse ido al entretiempo con la ventaja a favor de la visita.

A ver ahora

Los dos equipos salieron a la cancha con los mismos futbolistas para afrontar la segunda mitad, pero las variantes no se hicieron esperar. El ingreso del Cebolla Cristian Rodríguez, que por primera vez jugó en la cancha de Peñarol, prendía una luz de esperanza para los aurinegros, que veían cómo el reloj daba vueltas y la pelota no entraba al arco rival. La razón era una sola: no había chances de gol.

Peñarol no pateó al arco prácticamente en todo el segundo tiempo; tendríamos que tomar el remate de Nicolás Dibble al arco de Berbia, que el experiente golero sacó muy bien a su izquierda con una buena volada. Pero no hubo nada más; ni siquiera el ingreso de Junior Arias pudo darle claridad a un ataque mirasol que acumula dos encuentros sin hacer goles. Justo es decir que tampoco ha recibido goles: en las tres fechas transcurridas, el arco de Guruceaga se mantuvo en cero.

Boston River, en cambio, sin generar tanto complicó al fondo de los carboneros, que no estuvo tan sólido como en otras ocasiones. Gurri, sin duda, fue la figura, y Sosa complicó muchísimo. Mauro Vila, que entró a jugar un rato, tuvo la oportunidad de abrir el score y marcar el gol del triunfo de Boston tras un casi blooper del golero capitán de Peñarol: Guruceaga reventó una pelota en movimiento, ya en el cuarto minuto de adición que dio Andrés Cunha, pero el balón quedó a mitad de camino y fue a parar a los pies de Vila, que se apuró, o vaya a saber qué quiso hacer, y se la terminó entregando a las manos al arquero. Al remate de Mauro le faltó potencia, en la jugada que bien podría haber cambiado el rumbo de esta semana para los dos clubes.