Con el manual de estilo cumplido a rajatabla, El Tanque Sisley y logró tres enormes puntos al derrotar 2-1 a Liverpool en Belvedere. La tónica del partido fue una: Liverpool tuvo la pelota, la movió y distribuyó el juego, mientras que El Tanque Sisley lo esperó y lo maniató cuando pudo, para liquidarlo de contragolpe.

Ya de arranque, nomás, ese criterio se vio en el campo. Raúl Möller plantó un 4-3-3 que fue efectivo por su juego y eficaz por los goles que convirtió en las situaciones de peligro generadas. El primero cayó a los 10 minutos, tras una linda apilada de Fabricio Núñez, que dejó solo a Miguel Merentiez, que definió notablemente. Sorpresa.

Pero Liverpool mostró su hilacha enseguida con su arma más preciada y limitada: Nicolás de la Cruz. El talentoso volante volvió tras el Sudamericano sub 20 y demostró que su equipo es otro cuando él está en la cancha. Lo mejor venía cuando el Bolita se juntaba con el Bocha Aprile para ponerle pases en profundidad a Nicolás Royón. Sutilezas.

Esa arremetida negriazul, tras el gol sufrido, motivó varios ataques repentinos que generaron peligro en el arco del visitante. En una de ellas, Santiago Fosgt llegó tarde con pierna arriba ante Gabriel Leyes y el árbitro cobró penal. Sin una pizca de duda y con la tranquilidad de un experimentado, Nico de la Cruz remató de derecha y la puso abajo contra el palo izquierdo. Clase.

El primer tiempo marcó un ritmo muy dinámico y tuvo lo mejor de la tarde con ambos proponiendo, con su librito. La visita se limitó al contragolpe y a remates de media distancia que fueron muy bien controlados por Guillermo de Amores. Los de Mario Saralegui, en un 4-3-1-2, aprovecharon el buen momento de su jugador estrella ensayando jugadas coordinadas, y triangularon muy bien el juego para generar chances. Les faltó certeza en la definición.

En el complemento, el dominio negriazul fue enorme. El local mantuvo la pelota y su juego pasó a ser más vertical. El ingreso de Federico Martínez y de Cristian Latorre le dio más movilidad al equipo y recuperación de balones perdidos en la mitad del campo. Las chances fueron muchísimas.

Raúl Möller también movió fichas y mandó a Enzo Herrera y a Heber Ratti. Pero algo salió mal. En una de las primeras jugadas de Ratti, el volante agredió a Gustavo Aprile y el árbitro Diego Riveiro lo expulsó sin dudarlo. Eso obviamente acrecentó las posibilidades de los de la cuchilla y El Tanque, obvio, se metió atrás.

Pero Liverpool no aprovechó, no estuvo fino y no fue firme en sus convicciones de ganar. El Tanque, como en las mejores épocas recientes con Möller, sacó sus armas a relucir: sus contragolpes. En una de ellas, por la banda derecha y un posterior centro, el lateral Emiliano Colombo se encontró con la pelota adentro del área. La tocó con la mano, la acomodó, pero definió de forma notable contra el palo para dejar a todo Belvedere enmudecido. ■