Fue todo muy rápido para el bohemio. El plan pautado desde fines de diciembre, cuando asumió el cuerpo técnico comandado por el floridense Jorge Giordano, marcó el calendario de trabajo ya con la mira puesta en el 23 de enero para el partido con Universitario de Sucre por la primera fase de la Copa Libertadores. Concomitantemente, el cuerpo técnico tenía bajo control el comienzo del torneo uruguayo, pero la lucha en dos frentes podía ser complicada al contar con un plantel bastante corto.

Esta semana fue dura para el equipo albinegro tras la dura caída ante el boliviano The Strongest por la segunda fase del certamen continental. La esperanza de dar pelea en la altura se derrumbó tras la goleada 4-0 que recibió en La Paz, que encendió las alarmas para lo que iba a ser el partido dominical de ayer, en el que los locales pudieron doblegar a Plaza Colonia, no exentos de sufrimiento.

La eliminación en la copa fue dura, pero Wanderers se repuso mentalmente y logró parecerse un poco más al equipo al que todos los años nos tiene acostumbrados. La primera fecha, con un empate sin goles con Danubio, generaba una presión extra para este partido. Tenía que quedar sí o sí en el Viera.

El proceso de Plaza Colonia pasa por otro carril, aunque sigue una línea estratégica de trabajo que se inició cuando el equipo subió a Primera y logró un campeonato. Mantener a Leonel Rocco al frente del equipo, con una base ya conformada, a la que se sumó algún refuerzo, hace que el pata blanca mantenga una esencia de juego interesante. Ayer complicó mucho a Wanderers.

Tienen clase

Fue muy trabajada la victoria de los bohemios, que tuvieron que poner pie firme en muchos momentos para cuidarla. Jorge Giordano plantó un 4-1-3-2, con Adrián Colombino de líbero, por delante de los zagueros y por detrás del marcador central Santiago Martínez. Cuando los laterales Martín Rivas y Mauricio Gómez se iban en el ataque, Colombino era la primera opción para el relevo en el fondo. La organización del juego estuvo a cargo de Ignacio González y Matías Santos.

Apenas se estudiaban y cayó el primero. Nacho -siempre Nachofue el que abrió la cuenta con un verdadero golazo. El volante tomó la pelota en la medialuna, enganchó, se sacó a un rival de encima y, con un zurdazo tremendo, pudrió la pelota contra el ángulo, con un tiro imposible para el guardameta Washington Aguerre.

Pero Plaza marcó una tendencia de quites y contras rápidas que fueron complicadas para Wanderers. Tras una falta bohemia y un posterior centro, cayó el empate coloniense con Camilo Núñez definiendo en el área chica. Enseguida, en otra contra, bajaron a Federico Castellanos en el área y el juez sancionó penal. El propio Camilo lo ejecutó, fuerte y arriba, pero reventó el travesaño.

Por si fuera poco para Plaza, tras el empate y el penal marrado, Wanderers puso el segundo, luego de una hermosa combinación que inició Nacho González, tocando con Santos, quien a su vez se la pasó a Mauricio Gómez, quien tiró el centro rastrero para que el ex integrante de la selección definiese con un remate rastrero desde dentro del área.

Para el complemento, Rocco apuró desde el arranque y movió fichas en el ataque para intentar pellizcar algún balón y empatar rápidamente con el ingreso de Axel Fernández en lugar de Octavio Colo. Con el paso de los minutos, Plaza apretó el fondo local, que pasó zozobras y tuvo complicaciones. Incluso Federico Ramos tuvo su chance, pero la pelota se estrelló contra el palo.

Esa fue la tónica del juego hasta el final: el visitante presionaba en todas las líneas y Wanderers se replegaba en el fondo y salía de contragolpe. El director técnico floridense mandó a Cristian Palacios por Sergio Blanco, y a Joaquín Verges por Ignacio González, ambos cambios posicionales por cansancio acumulado. Le salió bien.

Tanto el salteño Palacios como el coloniense Verges fueron claves en las últimas arremetidas bohemias, para aprovechar claros espacios que fue dejando Plaza en el fondo, en el afán de empatar el partido. Cuando se iba, pero el sufrimiento aún estaba latente, el Yesquero Palacios tuvo un mano a mano inigualable. Sin una pizca de duda y con la calidad intacta, el delantero amagó para sacarse de encima a un rival, midió al arquero y la mandó a guardar, para terminar con la agonía y darle la victoria a su equipo.