La tarde estaba brava cuando la preselección uruguaya femenina sub 17 llegó ayer de tarde al Complejo Celeste -la casa de Óscar Tabárez y sus elegidos-, lugar que no le es desconocido: las jóvenes están concurriendo allí desde hace siete semanas, cuando comenzaron la preparación mundialista.

La selección celeste es la única clasificada para la Copa del Mundo FIFA de 2018, porque esta tendrá lugar en nuestras canchas, seguramente en las ciudades de Montevideo, Maldonado y Colonia. Jugará el Sudamericano del año próximo para aspirar al título o a la mejor posición posible, pero el lugar en la Copa del Mundo ya lo tiene seguro, como lo han tenido las selecciones de Nueva Zelanda en 2008, Trinidad y Tobago en 2010, Azerbaiyán en 2012, Costa Rica en 2014 y Jordania en 2016, porque fueron los países sede de cinco primeras ediciones. Uruguay organizará la sexta. No sólo por eso era recomendable hacer lo que se está haciendo: preparar con la anticipación debida a las nuevas generaciones de chiquilinas futbolistas, esas que ya se han destacado en el fútbol de niñas organizado por la Organización Nacional de Fútbol Infantil y en los primeros pasos en las divisiones juveniles de la Asociación Uruguaya de Fútbol.

Para recordar

No da para exagerar, pero la de ayer era una jornada que debía quedar registrada, un paso a constatar, y, por eso, la diaria estuvo allí: el plantel convocado por el entrenador Ariel Longo llegaba a la 22ª sesión de entrenamiento -llevan siete semanas moviéndose tres veces por semana, aunque en Semana de Turismo lo hicieron un día más- y confrontó, por primera vez, a un equipo extraplantel, en este caso un novato equipo juvenil de Línea D, que mostró virtudes y muchas ganas de no hacer un mal papel. El clima fue otro desafío a vencer. La preciosa cancha de sintético ubicada a la entrada del Complejo Celeste era un descampado cruzado por un fuerte viento desde el lado oeste al este de la cancha. Todo matizado con lluvias cada tanto.

Seguramente, cuando quede firme el plantel que jugará el Sudamericano sub 17 de 2018 -ayer se supo que se jugará en Argentina, cuando muchos pensamos que podría ser también en Uruguay- o la misma Copa del Mundo, se recordará a aquellas jugadoras que estuvieron en el primer partido de entrenamiento.

Y los nombres surgirán. Podrán estar varias de las que se mostraron ayer, con muchas ganas, con gran entusiasmo, para terminar goleando, algo así como siete goles contra nada, que fueron los que se vieron en 95 minutos de juego.

En la formación inicial estuvieron la golera Agustina Caraballo (Peñarol), las defensas Romina Rodríguez (Nacional), Victoria Martínez (Liverpool), Daniela Olivera (Liverpool) y Antonella Ferradans (Nacional); las lucidas mediocampistas de contención Sasha Larrea (Peñarol) y Deyna Morales (San Jacinto), más la escurridiza mediocampista abierta por la izquierda, Valentina Morales (Peñarol) (por la derecha se desempeñó una juvenil mayor); y las delanteras Cecilia Gómez (Colón), autora de más de un gol, más Iara Romero (Liverpool). En el segundo tiempo alternó el resto del plantel (ver “Otro proceso”, en la diaria del 12/04/17).

Fue goleada, sí, pero los goles también se hicieron esperar: el primero fue rápido, a los 2 minutos; el segundo llegó demorado en comparación con la sucesión de ataques diversos: cayó a los 23. Otros tres llegaron porque se habían pactado 50 minutos para jugar. Se convirtieron a los 46, 48 y 49. Después hubo más en el segundo tiempo.

El proceso está en marcha. Pasos adelante vendrán.