Como si no hubiese alcanzado, como si la agonía aún no hubiese sido suficiente. El tricolor no tuvo un gran partido, pero le ganó a River Plate e hizo los méritos suficientes para irse victorioso en su estreno en el Torneo Intermedio, anoche en el Parque Central. Es cierto: perfectamente podría haber perdido y la pasó fea por momentos, pero otra vez se encontró con un gol en los descuentos, una vez más, de Rodrigo Aguirre, que mandó un misil desde fuera del área. Luego de la derrota sufrida entre semana con Lanús, en el cierre de la fase de grupos de la Copa Libertadores, los tres puntos le vienen bien a un equipo que no está pasando por su mejor momento y que tiene poco margen para seguir fallando.

Martín Lasarte acomodó algunas piezas en el plantel tricolor respecto del que cayó con los granates, pero la esencia fue la misma. Alineó un conocido 4-2-3-1, esta vez con Álvaro González entre los volantes más atrasados. También fueron titulares Martín Ligüera, que se acomodó por el medio; Tabaré Viudez, por la derecha, y Rodrigo Aguirre, que jugó recostado hacia la izquierda, mientras que Sebastián Fernández comenzó como referencia de área. A Nacional le costó mucho generar circuitos de juego en el primer tiempo, y las transiciones de defensa a ataque fueron un poco toscas, por lo que la profundidad no fue clara.

Así y todo, el gol cayó rápido. Ante una falta inexistente sobre Viudez, Ligüera tomó el tiro libre en forma de córner corto. El centro fue perfecto, y la aparición de Diego Polenta en el área chica, aun mejor. El zaguero, que no tuvo marca, se elevó y metió un potente cocazo que resultó inatajable para Nicola Pérez. El gol tendría que haber contribuido a calmar el nerviosismo, pero eso no ocurrió.

River Plate notó que si presionaba podía causarles peligro a los albos, y eso fue exactamente lo que hizo. Pablo Tiscornia se la jugó con un 4-4-2, con jugadores rapidísimos que apuraron en cada salida a los locales. El mejor jugador darsenero fue el capitán, el volante Fernando Gorriarán, que se plantó firme en la mitad de la cancha y abrió el juego constantemente a sus compañeros. La firmeza de Mathías Saavedra, ya conocido por su insistencia en el ataque, también fue importante en los darseneros.

Con el paso de los minutos, los albirrojos se sintieron más cómodos e inquietaron más sobre el arco defendido por Esteban Conde. Agustín Gutiérrez no estuvo fino: fue el compañero que le faltó a Saavedra para generar mayor peligro. Pero estaba Facundo Gorriarán, que se encargó de empatar el partido. Tomó la pelota en la mitad de la cancha, emprendió en velocidad, se sacó de encima a Rafael García y castigó. En el camino hacia el arco, un pequeño desvío en Polenta descolocó por completo a Conde, y la pelota se metió para cerrar el primer tiempo 1-1. El panorama pintaba complicadísimo para los tricolores.

Debí saberlo

Nacional se paró mejor en el complemento, sobre todo de la mitad de la cancha hacia adelante, y generó muchas situaciones de peligro, en las que la defensa darsenera pudo zafar. Lo mejor en el ataque fue lo hecho por Viudez, que jugó para sus compañeros e hizo todo bien. Incluso tuvo una chance de hacer su gol, con un potente remate a distancia que explotó el travesaño.

Pero en medio de la dinámica del partido, River no se limitó a defender y tuvo varios acercamientos peligrosos al arco de Conde; perfectamente podría haber llegado el segundo gol darsenero si los de Tiscornia hubiesen estado más finos. Todas las ocasiones llegaron de contragolpe, postura en la que los darseneros se paraban con superioridad numérica y llegaban en velocidad por las bandas. En varias de esas jugadas, Rafael García la pasó mal, e incluso en algunas no pudo llegar a cerrar. La falta de puntería, sumada a algunas buenas intervenciones de Conde y a coberturas que llegaron a tiempo, fueron la razón por la que River no festejó por segunda vez en el Parque Central.

Ayer se vio a Nacional partido: fue claramente uno cuando atacaba y otro cuando defendía. En el fondo se vio desconcentrado, sorprendido en numerosas ocasiones, con frecuentes pérdidas del balón e imprecisiones que pusieron en peligro su arco. En ofensiva, ya con la referencia de área de Hugo Silveira y el cambio táctico de Felipe Carballo por el Colo Romero, el equipo de Lasarte se sintió cada vez mejor y, por momentos, puso a su rival contra las cuerdas. El error, que también estuvo en River Plate, no fue aprovechado del todo por los albos, que hasta el final vieron cómo se les iba el partido.

En la última, ya con el resto que quedaba y con el compromiso de siempre, Rodrigo Aguirre, que había sido muy solidario en el juego, prefirió hacer la personal y no falló. El delantero tomó la pelota en el sector de la derecha y tiró la diagonal hacia adentro, ya previendo lo que iba a hacer. Cuando encontró el espacio, el goleador tricolor sacó un zapatazo bárbaro de zurda, a ras del piso, que se metió contra el palo del arachán Nicola Pérez, que pese al esfuerzo no podía llegar a agarrar esa pelota. Como si fuera la primera vez, Aguirre volvió a darles alegría a los hinchas de Nacional en la última jugada de un partido que parecía que estaba liquidado.