Va a ser imposible que los hinchas violetas olviden lo que su equipo logró el sábado en el Campeón del Siglo. Fue una gesta inolvidable, un guion con final perfecto y con un camino recorrido que hace que todo tenga más valor. No había título en juego, Defensor se clasificó a una final –que puede (o no) ganar–, pero estos partidos marcan. Porque definen un compromiso, una historia y una línea a seguir. La misma que los violetas tuvieron siempre: la de luchar, la de ir a más, la de no achicarse y la de creer. Creer en ellos mismos, en su amor a la causa, en su pasión y en su valor agregado. “Ay, que tira, que tira y trepa y con la violeta se fue mi amor”.

Analizar por qué Defensor Sporting le ganó 3-2 a Peñarol, aun cuando jugó 45 minutos con diez jugadores y 30 con nueve, parece difícil de explicar desde lo futbolístico. Pero hubo momentos de la tarde sabatina que fueron fundamentales para que el equipo dirigido por Eduardo Acevedo ganara con propiedad. Hay cosas que son metafútbol y que complementan el juego con categoría. El entrenador define al suyo como “un equipo de hombres”; jugadores que dan todo, que dejan la vida en cada pelota y que se adhieren, con ímpetu y lealtad, a la causa que los representa. Pero también jugar bien al fútbol es una marca registrada de este equipo y de ese plantel que el sábado supo adaptarse a las circunstancias, que movió piezas y se adaptó a lo sucedido.

Era mío

Para Peñarol la derrota marca otra nueva piedra en el camino. El Intermedio fue un buen torneo para el equipo de Leonardo Ramos, que jugó buenos partidos y en parte parecía haber dejado atrás la eliminación de la Libertadores y el mal cierre del Apertura. Si bien llegar a esta instancia con Defensor Sporting como primero del grupo A no era lo que más entusiasmaba a los hinchas, se había generado un pacto tácito de que si todo seguía así, este Peñarol iba a entusiasmar. Y así fue hasta que el equipo volvió a caer en una instancia definitoria. Las dudas volverán a aparecer de cara al Clausura, que comenzará en un mes y en el que el plantel presentará caras nuevas.

El partido del sábado arrancó bien para los aurinegros. Dominaron de entrada el juego. El gol se veía venir y llegó a partir de un remate del mejor mirasol en la actualidad, el fernandino Nahitan Nández. Tras una jugada de pizarrón que comenzó con un centro de Guzmán Pereira, el Cebolla Cristian Rodríguez bajó una pelota de cabeza y, desde el borde del área, el volante la pudrió abajo con un bombazo de derecha. Iban 12 minutos. Para mejor, enseguida del tanto, Mathías Cardaccio vio la segunda amarilla y se fue bien expulsado, por lo que los locales empezaron a tener una ventaja numérica. Pero no era para confiarse.

Defensor, que se había parado de entrada con su clásico 3-4-1-2, luego de la expulsión bajó a Mathías Cabrera casi al doble cinco, y por momentos tuvo línea de cuatro en el fondo para evitar las arremetidas carboneras. A pesar del gol en contra y de la expulsión, los violetas no se resignaron, fueron al ataque y encontraron el empate apenas pasados los 30 minutos. Un mal despeje de Yefferson Quintana, luego de un veloz ataque violeta, le hizo llegar la pelota dentro del área al melense Ayrton Cougo, y un rebote en el camino favoreció a Gonzalo Bueno, que apareció sobre la línea para empujarla al gol. Casi enseguida, un tiro de esquina dio vuelta el marcador. A la salida de un córner, la peinó Gonzalo Carneiro, y Andrés Lamas, que entraba por el segundo palo, la mandó guardar con un bombazo que manoteó, aunque no pudo desviar, Gastón Guruceaga. Sorpresa y pico en el Campeón del Siglo.

Lo mejor

A los pocos minutos del segundo tiempo, el zaguero violeta Nicolás Correa vio la segunda amarilla por patear la pelota con el juego detenido y fue bien expulsado por el árbitro Christian Ferreyra. Si con diez la misión de mantener la ventaja era complicada para Defensor, con nueve la noche se oscurecía para el equipo violeta. Acevedo nuevamente se vio obligado a acomodar piezas, ya sin dos jugadores de la columna vertebral, y mandó a debutar al pibe Joaquín Salvatto –zaguero trinitario de 19 años– y cerró la línea de cuatro en el fondo.

Leonardo Ramos también metió cambios, en un intento de tirar a su equipo arriba: ingresaron Nicolás Dibble y Mauricio Affonso, sumándose a Diego Rossi, Gastón Rodríguez, Nández y el Cebolla en los avances aurinegros sobre el arco de Guillermo Reyes. Los nervios pudieron más, y el mirasol no tuvo argumentos futbolísticos para llegar. El aliado violeta fue el tiempo; con paciencia y esmero, el equipo consiguió manejar el partido y resistir los embates locatarios. Aparecieron el coraje, la jerarquía y la garra para aguantar el único resultado que le servía para llegar a la final del Intermedio. El arquero fue clave en esos minutos de asedio aurinegro; sólo se equivocó una vez, en una salida mala que ambientó un lejano remate de Nández que pegó en el travesaño, en la chance más clara para el empate aurinegro.

Ya con el pibe Juan Boselli en la cancha –que entró a los 75 minutos para reemplazar a Gonzalo Bueno, de muy buena gestión–, los violetas siguieron afianzándose, y, ya sobre el final, Cougo se mandó una gran apilada y puso el 3-1 que parecía bajar la cortina. Apenas un minuto y medio después, ya en los descuentos, apareció el artiguense Quintana para ponerle emoción, de cabeza, pero Defensor aguantó los instantes finales para quedarse con un triunfo para la mejor historia.