Ayer llegó a Montevideo Maximiliano Rodríguez, el delantero argentino que se incorporará a Peñarol. El dinero para la contratación provino del bolsillo del propio presidente de la institución, Juan Pedro Damiani, quien ayer afirmó: “Quizá este sea el último gran mandado que hago por Peñarol”. Allegados al presidente mirasol afirmaron: “Está un poco cansado de tener que destinar todo el dinero que gana mediante maniobras fiscales turbias a cubrir los agujeros del club. Ahora quiere disfrutar en buena ley del dinero que ganó en ley más o menos buena”.

La llegada de Rodríguez se suma a otras incorporaciones de peso, como las de Walter Gargano y Mathías Corujo, que está casi confirmada. Los aurinegros lograron armar un muy buen plantel de cara al Torneo Clausura, en el que seguramente serán protagonistas, pero muchos periodistas y dirigentes criticaron la movida porque seguramente provoque un desequilibrio financiero demasiado grande. A estos cuestionamientos se sumó ayer el Fondo Monetario Internacional (FMI), que en un comunicado expresó: “El futuro de Peñarol aparece como incierto debido a la falta de prudencia de sus dirigentes”. El premio Nobel de Literatura Mario Vargas Llosa fue un poco más allá y catalogó a Damiani como un “pequeño populista de cuarta que con sus políticas irresponsables condenó a su club a varias décadas de atraso”. “Se hubiera llevado muy bien con Gabriel García Márquez”, sentenció.

Pero desde fuera de fronteras también hubo algunas voces que se alzaron para defender las contrataciones. El lingüista Noam Chomsky sostuvo: “Juan Pedro Damiani demostró un valor extraordinario al desoír las exigencias de una política conservadora de gastos. Con este gesto demostró un compromiso con su gente que lo pone al mismo nivel de Salvador Allende o el propio Che Guevara. De hecho, si no gana el Clausura, lo más probable es que también termine asesinado. Pero la historia lo colocará en el lugar que se merece”.