Ana María Corbacho es la docente del Espacio Interdisciplinario (EI) de la Universidad de la República (Udelar) que lidera el Taller de Formación en el marco de la Escuela de Invierno 2017. Como no podía ser de otra manera, este curso apunta a la formación en la interdisciplina y tiene como objetivo final la presentación de ideas de aprendizaje basado en problemas para un futuro y posible Mini Curso 3I.
El curso, que tiene cupos para 24 docentes, empezó el lunes y termina mañana con una fuerte carga horaria de ocho horas por día. Tuvieron prioridad para el ingreso los profesores del interior, “porque se busca el cruce”, y aquellos con grados más altos, “porque son los que tienen la posibilidad de hacer algún cambio”, dijo Corbacho a la diaria.
Las tres i del minicurso que deben formular los docentes hacen referencia a la interdisciplinaridad, lo intensivo y lo integrado. Tanto este posible curso como el propio taller trabajan con el aprendizaje basado en problemas, que no es lo mismo que el basado en proyectos, a pesar de que “se encuentran algunas diferencias en la literatura, pero no son fundamentales”, explicó la docente. La diferencia radica en que cuando se basa en proyectos se obtiene un producto final, mientras que cuando se basa en problemas “no necesariamente hay una resolución concreta”.
El problema que intentará trabajar el Mini Curso 3I debe surgir de la interdisciplina, al igual que lo hará la solución. Un ejemplo exitoso se puede recoger de la primera edición de este curso, que se llevó a cabo el año pasado. El equipo, formado por una trabajadora social, una abogada, una fisioterapeuta e ingenieros, aprobó con un proyecto sobre discapacidad y este año logró llevarlo a cabo.
la diaria conversó con Corbacho en la Escuela de Invierno del EI sobre estos cursos y sobre el trabajo interdisciplinario a nivel universitario.
¿Cómo surge la temática que trabajan los equipos?
–La generan ellos, basados en proyectos. Yo les planteo cómo debe ser el problema, la estructura que debe tener, y ofrecemos formas de acompañar al grupo para que vaya alcanzando los objetivos planteados.
¿Cuáles son las herramientas que se enseñan en el curso?
–Una combinación de cosas que tienen que ver con entender cómo funcionan los equipos diversos, cuáles son las fuerzas que tironean en un equipo para que funcione o no. También busco que entiendan el tiempo que lleva la fase inicial lenta, que tiene que ver con ponernos de acuerdo porque venimos con mapas conceptuales y con procesos de identidad.
¿Esta es la mayor dificultad a la que se enfrentan los docentes?
–Para ser exitosos en una carrera en particular cada uno se va mimetizando con el entorno, con las formas de pensar y de actuar, y en el EI se les pide que colaboren. Se dedica mucho tiempo a entender al otro, sus lenguajes, sus términos. Lo trabajamos con dinámicas del desarrollo de la empatía, con el juego como proceso fisiológico que reduce el estrés, y vamos explicando lo que hay detrás. También tratamos de entender los estereotipos. Si se piensa en carreras diferentes, eso es lo que hacemos: hay estereotipos sobre qué es un abogado, un médico, un arquitecto, y se les pone ese peso. Trabajamos con la deconstrucción, vemos la literatura y analizamos las acciones que se llevan a cabo para que el equipo funcione.
¿Cuáles son las ventajas del trabajo interdisciplinario?
–Es sumamente rico, porque te abre la posibilidad de hacer cosas distintas de las que haría cada uno por su lado, aumenta la creatividad, la posibilidad de alcanzar audiencias más amplias. Tiene el potencial de encontrar soluciones a las que no se podría llegar con las disciplinas por separado: el éxito está en el cruce de las habilidades, de los conocimientos y de los procesos.